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SFM Reloaded [9x01]: Miu Fûrinji

miércoles, 25 de enero de 2012

World of Trollcraft: Chronicles

Troll-oso, que no col-oso

El héroe recorría Japón y, sin saber como, siempre acababa en Tôkyo y sus alrededores. Esta vez se encontraba en un bosque y andaba perdido, estaba hambriento y hacía días que no veía rastro de civilización. Se había ido alimentando de frutos de algunos árboles. De pronto, de entre unos matorrales apareció un oso enorme con la mirada enfurecida y ganas de arañar algo más que árboles. Al héroe apenas le quedaban fuerzas para luchar, pero por su vida empezó a correr y, desgraciadamente el oso hizo lo propio.

Era bastante patético haber sobrevivido a embistes de un loco maníaco con instintos asesinos y a un enorme golem de barro rodante invocado por un pirado con monóculo y capa, y sin embargo estar a punto de caer ante un osito furibundo y con mala leche. Sin embargo le llevaba una distancia interesante al oso, pero la mala noticia era estaba en las últimas. Ya no podía más. Y se detuvo. Se agachó, esperando lo inevitable.



De súbito, de entre unos arbustos apareció una chica en un judogi que dio un salto en el aire y ¡ZAS! de una poderosa patada dejó inconsciente al oso, que cayó cual largo era al suelo. El héroe también cayó al suelo inconsciente, pero en su caso no era por haber recibido una patada sino porque estaba hambriento y carente de fuerzas.

La chica recogió al chico del suelo y lo montó a sus espaldas. Con el héroe montado a sus espaldas la chica iba corriendo con cuidado pero tan rápida como podía, cruzando el bosque hasta sus límites, donde dio con un camino de piedras. Siguió el camino y al poco rato ya estaba en la ciudad, y seguía corriendo infatigable por las manzanas de casas hasta que dio con una construcción bastante impresionante, formada por un gran jardín y dos edificios, el principal, mayor, y otro secundario, menor. En una inscripción en la entrada podía leerse lo siguiente "梁山泊" o lo que es lo mismo "Ryôzanpaku".

La chica que había salvado al héroe y lo había llevado a un lugar seguro lo tumbó en el salón principal. Preparó unas toallas húmedas y algo de comida. Unos instantes más tarde el héroe despertó, y tras agradecer a la chica que lo hubiera salvado devoró ansiosamente la comida.

Una vez estuvo en condiciones de tener un diálogo más o menos aceptable se presentó ante la chica, y una vez ésta hubo llamado a los habitantes del lugar, ante todos. Después vino el turno de presentación de ellos. Primero se presentó el propietario del lugar, Hayato Fūrinji, la chica que lo había salvado, Miu Fūrinji; después se presentaron los maestros, Shio Sakaki de karate, Apachai Hopachai de muay thai, Akisame Kōetsuji de ju-jitsu, Kensei Ma de kung fu y la voluptuosa Shigure Kōsaka maestra de técnicas de combate armado. Presentados todos cada uno se fue por su lado excepto Miu, que se quedó charlando con el héroe. Ella le contó que uno de los discípulos del dojo, Kenichi, no estaba aquí porque había salido de viaje para conocer otros estilos de lucha, pero que seguro que se llevarían bien. Después Miu dejó reposar un poco más al héroe hasta la hora de cenar.

Había una regla que se aplicaba a la hora de las comidas y era que el que era más rápido podía comer cuanto quisiera, incluso tomar comida de los demás comensales, le explicaba Miu a la hora de cenar, así que le recomendó que fuera rápido... pero después le dijo en voz baja que siempre se podía repetir.

Tras una exquisita cena, Miu quiso comprobar cuán fuerte era el héroe, siempre que éste ya estuviese en plenitud de fuerzas. El héroe se probó y no notó nada fuera de lugar así que aceptó el reto. Miu se fue a cambiar de ropa por algo más cómodo y al volver Shigure propuso que fuera un combate con armas, que eso añadía algo de emoción al combate. Miu preguntó al héroe qué le parecía y ambos accedieron. Miu, convencida de sus posibilidades, hizo ademán de entregar al héroe una katana mientras ella peleaba con un bastón.



Sin embargo el héroe no lo vio justo y prefirió llevar él el bastón, además se manejaba mejor con lanzas que con espadas. El combate empezó.

Ni Miu ni el héroe atacaban, analizando todos los movimientos de su oponente, esperando que el otro fuera el que realizara el primer paso y manteniendo una distancia prudencial uno de otro. Finalmente, al mismo tiempo avanzaron, pero al ver que el otro se acercaba se alejaron al mismo tiempo. Entonces el héroe volvió a la carga y Miu se defendía. De un salto se separaron de nuevo y fue Miu la que atacó y el héroe el que se defendía.

En un despiste del héroe, que miraba donde no tenía que mirar, Miu aprovechó para desarmarlo. Ahora el héroe estaba desarmado y Miu seguía con la katana en mano. El héroe se acercó corriendo hasta Miu que seguía con la vista todos sus movimientos. Finalmente a pocos centímetros de ella fintó y la desarmó con un Shoryuken. La fuerza del impacto hizo que Miu cayera al suelo de culo. Ahora era un combate sin armas.

El héroe y Miu empezaron a intercambiar golpes, aunque la mayoría de ellos o bien los paraban o bien los esquivaban.

Ya llevaban un rato así cuando el héroe tomó la iniciativa con un shûnpo. De forma casi instantánea pasó de estar delante de Miu a colocarse a su espalda, se concentró y saltó para ejecutar la patada remolino en el sitio, dicho también, Tatsumaki Senpūkyaku. Miu encajó el golpe de lleno, y se dio por vencida. Se saludaron y Miu ofreció al héroe quedarse a dormir, cosa que aceptó casi sin dejar acabar de hablar a la chica.

Miu fue a buscar un futón y se lo entregó al héroe, que lo preparó a su gusto. Minutos más tarde la chica volvió para preguntar al héroe si necesitaba alguna cosa, y era evidente que ya se había puesto el pijama, muy adecuado para un físico como el suyo.



A la mañana siguiente el héroe se despidió de todos los maestros y de Miu y siguió rondando por Tôkyo.