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World of Trollcraft: [Capítulo décimo: Controll fatal]

miércoles, 11 de enero de 2012

Capítulo 10

Controll fatal


El héroe se dio cuenta de que si había recibido esta carta y realmente había sido enviada desde Equestria, quería decir que alguien tenía que saber cómo viajar hasta ese universo. El héroe se dio cuenta de eso y salió corriendo para atrpar el mensajero, pero sus esfuerzos fueron inútiles porque éste ya había desaparecido colina abajo. El héroe volvió a la choza y le dijo a la Gata Negra que tenían que volver a Pueblo Paleto, que probablemente había encontrado la manera de llegar hasta Equestria.

De esta manera, se pusieron en camino de nuevo a Pueblo Paleto, y una vez allí se dirigieron a la oficina de correos de Pueblo Paleto Mail. El héroe se puso serio (dentro de sus posibilidades) mientras exigía saber cómo le había llegado una carta desde Equestria, y lo peor, no era para él. Finalmente consiguió sonsacar algo del "departamento de correos de la Isla Dragón" o algo así. La Gata Negra propuso ir a preguntar por dicha isla en la zona portuaria o dicho de otra manera, el Puerto de Pueblo Paleto, y así lo hicieron.

A medida que se acercaban al mar se olía más y más la sal. Una vez llegados a los dominios portuarios, con sus marineros cargando y descargando cajas, máquinas cargando y descargando las cajas más grandes y pesadas y barcos siendo cargados y descargados por marineros y máquinas, vieron dos edificios, uno donde se podía leer en un cartel "BILLETES" y otro donde se podía leer "OFICINAS". El héroe propuso ir a las oficinas mientras que la Gata Negra propuso ir a los billetes. Ésta le rebatió su falta de lógica mientras lo estiraba de la oreja arrastrándolo hasta la puerta del edificio de billetes.

Entraron en el edificio y comprobaron que había una cola monumental para adquirir billetes de viaje hacia los lugares más variopintos; tomaron un número, les tocó el 117, y pasaron a esperar. En una pantalla luminosa se podía leer: 58. El tiempo pasaba lentamente, parecía que todo el mundo explicase su vida y milagros cuando llegaban a la taquilla. 65. 76. 83. 97. 109. 116 (¡Línea!). Y habían pasado cinco largas horas de espera cuando en el luminoso apareció el número 117. El héroe tardó en reaccionar y darse cuenta de que el 117 era su número, y empezó a correr, pero era demasiado tarde, el luminoso cambiaba, y de 117 pasó a 118.

Había perdido su turno, y ahora tenía que volver a empezar, lo que significaba más horas de espera.

De repente la Gata Negra se sacó un papel de la reguera con un número inscrito: 118. Superado el trauma caminaron hasta la taquilla donde una señora de avanzada edad y algo poco dada a sonreir los atendió. Preguntaron por la Isla del Dragón. Ya empezaron mal cuando la señora les advirtió de que dicha isla no existía, así que preguntaron por alguna ínsula de nombre similar. La señora entonces cooperó y les dijo que tal vez, y sólo tal vez, se estuvieran refiriendo a Isla Dragón. Finalmente compraron dos billetes a Isla Dragón.

Salieron el héroe y la Gata Negra del edificio de "BILLETES" y buscaron el barco que debía llevarlos a Isla Dragón. Caminaban arriba y abajo por los muelles buscando un, según indicaban los billetes, barco del PPM (en este caso del Pueblo Paleto Marina). Llegaban al final del muelle cuando detectaron una balsa con dos remos, más parches que carrocería original y un capitán de barco con un ojo parcheado (como el barco), una prominente barriga, una pipa de fumar y por lo menos cincuenta años en cada pata, una de ellas de palo; los miró, preguntaron si esa balsa iba a Isla Dragón y recibieron por respuesta:"Depende de vosotros y de vuestras ganas", dijo mientras señalaba ambos remos.

Seguidamente el héroe y la Gata Negra se pusieron a remar con fuerza, dirigidos por el capitán. Rodeados por una inmensa mancha azul, el capitán seguía indicando la dirección hacia la que debían remar.

Al cabo de unas horas, cansados, fatigados, agotados y sin apenas fuerzas ni para respirar llegaron a la costa de Isla Dragón; el capitán dio órdenes de atracar en el muelle y de repente un fueraborda los pasó fregando, tirándoles encima un chorro de agua que los dejó completamente empapados. Ya en la playa se personó ante ellos una de las personas que iban en el fueraborda, alguien que tanto el héroe como la Gata Negra conocían: el profesor Roble, de Pueblo Paleto. Les explicó que había venido a Isla Dragón para investigar unos sucesos con unos pokémon Dragón. "Si llego a saber que teníais que venir a Isla Dragón os llevo en mi fueraborda." Efectivamente, del barco del profesor Roble se podía leer "Roble y asociados, SL". Tanto el instinto asesino del héroe como el de la Gata Negra iban in crescendo, pero estaban tan sumamente cansados que lo único de lo que tenían ganas era de dormir.



El profesor Roble les ofreció las comodidades de su humilde choza a los pies del Cráter Oeste de la Isla Dragón. Ambos aceptaron gustosamente tal invitación.

A la mañana siguiente se despertaron frescos como rosas y con la mente clara. Viendo que el profesor Roble sabía bastante de todo osaron preguntarle si sabía cómo llegar a Equestria. El profesor les contó que para viajar a Equestria lo que debían hacer era subir a lo alto del Cráter Oeste de la Isla Dragón y dejarse caer en el interior. El héroe y la Gata Negra se miraron con cara de tontos, como si el profesor les estuviera tomando el pelo. Pero lo decía de una manera tan convencida que tampoco dudaban de que la información fuera falsa. También les ofreció trabajo en Isla Dragón para cuando volviesen de Equestria.

En breves instantes se encontraban en el cráter, se miraron con una cara parecida a la de antes y se lanzaron al vacío. Cada vez iban adquiriendo mayor velocidad hasta que en un determinado momento unas llamas los envolvieron. Su cuerpo se desintegraba a la vez que se hacían uno con el cosmos. En el último instante antes de desaparecer al héroe le pareció ver una cabeza de dragón.