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PokeFábula: Pidgeot

lunes, 20 de febrero de 2012



Fábula del continente de Kanto

En la espesura del Bosque Verde había dos pokémon rivales pero amigos. Cabe destacar que su rivalidad era muchísimo más fuerte que su amistad, pero siempre se profesaban el máximo respeto, porque ganar con trampas no es propio de aquel que quiere ser el mejor. Por un lado estaba Pidgeot, muy ágil y aparentemente rápido, y el otro en discordia era Fearow, que era más ágil de lo que aparentaba y tenía un aspecto que inspiraba temor.

Habían crecido juntos cuando todavía eran un gracioso Pidgey y un pequeño Spearow. Se habían cubierto las espaldas en gran cantidad de ocasiones, protegiéndose mútuamente de los ataques de otros pokémon salvajes, pero hubo un momento en que su relación fue pasando de la pura amistad a la rivalidad más absoluta; y fue cuando Pidgey evolucionó a Pidgeotto.

Como Pidgeotto era mucho más fuerte, mucho más rápido y más ágil de lo que nunca podría ser como Pidgey, y eso lejos de dar envidia a Spearow fue su motivación para entrenar duro. Tan duro que un inesperado día, mientras entrenaban Spearow evolucionó a Fearow. Pidgeotto estaba orgulloso de su amigo, que había conseguido fortalecerse lo suficente como para viajar por su cuenta, entonces prometieron encontrarse dentro de un año en el faro de Cabo Celeste para ponerse a prueba y ver cuál de los dos era mejor pokémon volador. Lo que ninguno de los dos sabía era que a Pidgeotto todavía le quedaba una etapa evolutiva por sufrir.

Pidgeotto partió hacia las inhóspitas tierras de Johto para conseguir perfeccionar y pulir su técnica. Atravesó todo el Bosque Verde, voló a través de las rutas 22, 27 y 26 hasta las Cataratas Tohjo. Finalmente, una de las noches llegó a Pueblo Primavera y al pasar rasando por Ruta 29, un Hoothoot le preguntó a donde iba. El Pidgeotto no supo qué responderle, pero finalmente su respuesta fue que quería encontrar algún sitio para entrenar. El Hoothoot quedó meditabundo, pensativo, cambiando rápidamente su pierna de apoyo mientras buscaba soluciones, hasta que se le ocurrió recomendarle que fuera a Ciudad Malva; el Hoothoot le ofreció a Pidgeotto montar guardia para que pudiese pasar la noche, y éste último aceptó. Cayendo en un sueño intranquilo, pensando qué debía estar haciendo el Fearow.

En Ciudad Malva encontró su sitio ideal, allí un chico entrenaba sus pokémon pájaro en libertad. El chico, según había entendido el Pidgeotto, se llamaba Pegaso y en una de las sesiones de entrenamiento le había explicado que un día conseguiría retirar a su padre del puesto de Líder de Gimnasio de Ciudad Malva. El Pidgeotto en medio año consiguió, para su sorpresa, evolucionar a Pidgeot. Y, ciertamente, Pegaso alguna vez había dejado ir el nombre de Pidgeot, pero Pidgeotto (ahora Pidgeot) nunca había acabado de entender lo que quería decir.

Nunca, hasta ese momento. Pidgeot dio un vuelo de prueba alrededor de Ciudad Malva. Era maravilloso notar cómo sus alas se habían fortalecido lo suficiente como para darle un plus de velocidad y ahora era también más corpulento, ganando un extra de fuerza y ataque, sin embargo estos cambios habían reducido algo su agilidad. Y ahora, las sesiones de entrenamiento con Pegaso eran mucho más duras. Por algún extraño motivo Pegaso había entendido que Pidgeot buscaba hacerse poderoso aunque no sabía por qué motivo, y también había entendido que un día de estos partiría a otro lugar, tal vez por eso nunca había intentado capturarlo.

Como Pegaso no sabía cuando partiría Pidgeot le pidió un último favor a cambio de todo el tiempo que había con él: formar parte de su equipo en la batalla contra su padre. El Pidgeot, en cierta manera, entendió lo que le estaba pidiendo Pegaso.

Finalmente la época de partir llegó, ya había pasado casi un año, y Pegaso le pidió a su padre un combate por el Gimnasio Malva. Su padre al principio se lo tomó como una broma pero los ojos del chico parecían estar hablando en serio, y al ver que no era una broma, aceptó.

El combate fue duro, el padre de Pegaso era un excelente ornitólogo y contaba en sus filas con un Staraptor, un Swellow y un Pidgey que había capturado recientemente. Pegaso contaba con otro Pidgey y su compañero Pidgeot. El primer combate fue Pidgey contra Pidgey, pero la cosa fue rápida porque el Pidgey del padre de Pegaso todavía no estaba adiestrado ni entrenado. Entonces el padre de Pegaso pasó a mayores y envió a Swellow. El Swellow era fuerte, había sido encontrado en la región de Hoenn, y confiaba mucho en su entrenador. A fuerza era obvio que tenía las de ganar, y por eso Pegaso usó su cabeza. Aprovechaba cada rincón del Gimnasio, inaccesible para el Swellow, como escondrijo para su Pidgey.

Por desgracia, tanto rato de concentración le jugó una mala pasada y el Swellow tuvo bastante con esa brecha en la defensa para debilitar al pequeño Pidgey. Sin embargo el trabajo de fatiga había dado sus frutos y el Pidgeot entró y lo debilitó. Ahora quedaba únicamente un pokémon por bando. Staraptor contra Pidgeot. El Staraptor tenía lo de potencia lo que le faltaba en velocidad, todo lo contrario al Pidgeot, que era veloz pero le faltaba fuerza.

Pegaso adaptó su estrategia, aunque no le acababa de gustar, a la de golpear y huir. Y por fin, el Staraptor, incapaz de continuar regresó a su pokéball. El combate había terminado y Pegaso había derrotado a su padre, ¡ahora sería Líder de Gimnasio! Pegaso agradeció el esfuerzo realizado a sus pokémon y el Pidgeot levató el vuelo y se fue. Las lágrimas de Pegaso mezclaban alegría y tristeza.

Como premio al esfuerzo, el padre ofreció su Pidgey a su hijo mientras el Pidgeot surcaba los cielos para regresar al Cabo Celeste de Kanto.