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Crónicas de Ivalice: Historia de una condena - II

miércoles, 30 de mayo de 2012

Capítulo Segundo: Sentencia firme

"La sentencia es..."

- "... ¡Formar un clan!" - reveló el juez.
- "¿Formar un clan?" - se extrañó Ilwulf - "¿Cómo puede ser la sentencia que forme un clan? Podría escaparme lejos, -¡tendría demasiada libertad!"
- "Juez Moryell, debo discr..." - empezó a decir Gides.
- "Silencio, estoy dictando sentencia, jóvenes." - exclamó Moryell - "Primero, a nuestro acusado Ilwulf, sé que no escaparás, tus ojos así me lo indican. Y Soldado Gides, para que esté usted más tranquilo será usted el encargado de tener vigilado permanentemente al acusado."
- "Pero..." - masculló Gides.
- "Es sentencia firme, nada más que añadir" - terminó el juez Moryell y abandonó la sala.

Gides miró a Ilwulf, Ilwulf miró a Gides. Si bien la sentencia del juez Moryell era clara ninguno de los dos sabía qué tenían que hacer a continuación. Estuvieron así un breve lapso de tiempo hasta que de pronto se oyó un estruendo metálico y el moguri de dorada armadura entró en la sala.

- "Comunicación oficial de la Oficina de Administración de Clanes del Ejército de Yutolandia. Kupó. Carta para Gides, kupo-pó." - el moguri le entregó un sobre a Gides - "Mogu se despide" - dijo el moguri, dio media vuelta y abandonó la sala. El estruendo metálico se disipó a medida que se iba alejando.

Gides abrió el sobre, que contenía la carta y una piedra, la carta rezaba así:

"Estimado Gides,
Soldado raso del Ejército de Yutolandia

Como parte de la sentencia dictada por el juez Moryell usted deberá formar un clan con el condenado Ilwulf. Seguramente la decisión le habrá sorprendido.

Como parte de su misión (suya y del condenado Ilwulf) deberán cumplir las misiones disponibles en los diferentes cuarteles del Ejército de Yutolandia repartidos por todo Yutolandia. Si bien hace falta aclarar algunos puntos que puede que a alguno de los dos no le haya podido quedar claro y sea motivo de discusión:

- Adjunto a esta misiva se encuentra la gema pactal, que le permitirá disponer de un hechizo juez para los combates, con los beneficios que esto conlleva (sin embargo recuerde que los jueces no tienen efecto a los Jagd).

- Sobre las recompensas en metálico deberá entregar una parte proporcional correspondiente a la décima, redondeado hacia arriba, al cuartel donde haya recibido la recompensa, no será el caso de recompensas en especies, de la que su clan podrá disfrutar en su totalidad.

- Podrá reclutar a terceros de su confianza para fortalecer su clan, siempre que no pertenezcan al Ejército de Yutolandia o a entes asociados, ni consten en listas de buscados por el Ejército de Yutolandia o entes asociados.

- El tiempo de la condena es indeterminado. No pregunte bajo ningún concepto la finalización de la misma.

Si alguno de los puntos anteriores no le hubiese quedado lo suficientemente claro o tuviese otros focos de interés puede dirigirse a la Oficina de Administración de Clanes del Ejército de Yutolandia que podrá encontrar en casi la totalidad de cuarteles.

Sin más dilación nos despedimos. Le deseamos la mejor las suertes.

Firmado,
Agente de la Oficina de Administración de Clanes del Ejército de Yutolandia"

En el interior del sobre había la gema pactal, una piedra del tamaño de su pulgar, blanca y con inscripciones a su alrededor. Gides se la guardó en el bolsillo. Ilwulf le preguntó a Gides si podía leer la misiva, a lo que Gides respondió afirmativamente y se la dio. Acabada la lectura Gides se interesó por Ilwulf:

- "Perdona Ilwulf, durante el juicio has dicho que alguien te obligó a robar, ¿puedo saber de quién se trata?" - preguntó Gides.
- "Mmm... fue un tipo llamado Watkins." - contestó Ilwulf.
- "¿Y qué clase de persona es este tal Watkins?" - curioseó Gides
- "Es un hume luchador, le encanta la lucha, vive por y para ella, hasta el punto de haber alcanzado un punto de locura. Es el líder de su clan, Watkins Watchers, aunque realmente no necesita nadie que lo vigile, más bien podría ser lo contrario, los componentes de su clan lo respetan a la vez que lo temen." - explicó Ilwulf.

Gides ya tenía algo más claro el asunto del clan y sabía alguna cosa más del que sería su compañero los próximos meses.

- "¿Tienes algún tipo de arma?" - preguntó Gides.
- "Watkins quería darme una daga carísima, pero preferí ir desarmado, así que no, no tengo armas." respondió Ilwulf.

Entonces lo primero que tendrían que hacer es conseguir un arma para Ilwulf. Gides tenía en su armario personal una espada y un escudo, sus armas, así que fueron a la zona de vestuarios a recoger las armas de Gides, pues que por lo menos uno de ellos fuera armado mientras conseguían un arma para Ilwulf. Después Gides fue a despedirse del soldado que lo había acogido como aprendiz.

- "Parece ser que pasará un tiempo largo hasta que nos volvamos a ver" - dijo el soldado
- "Te echaré de menos, al fin y al cabo eres quien me ha enseñado gran parte de lo que sé" - dijo Gides
- "Ya será menos, Gides, cualquiera en el ejército te lo podría haber enseñado. En fin, que te vaya bien todo. ¡Mucha suerte!" - concluyó el soldado.
- "Nos veremos, suerte a tí también" - se abrazó Gides fuertemente al soldado y ambos se separaron y Gides se marchó.

Ilwulf y Gides acudieron al tablón de anuncios de cuartel buscando alguna misión que les permitiera conseguir sus primeros guiles como clan.

- "¿Búsqueda y captura de desertor?¿Llueve pero no moja?... ¿Esto qué es?" - leía Gides.
- "¿La chica de mis sueños?¿Ojos de muerte?... Vaya títulos más raros" - leía Ilwulf por su parte.

Los dos coincidieron al leer el título de una misión, y parecía fácil...