Translate

About Me

Mi foto
Muramasa
-
Ver todo mi perfil

Status

Leyendo:

  • No te escondo nada - Sylvia Day

Jugando:

  • Digimon World DS
  • Castlevania GBA
  • Fallout 3
  • Pokémon Blanco

Viendo:

  • The Legend of Korra B3E02

Sígueme en Twitter

Licenciado en Química | Dibujante y escritor a ratos

This is 100% Derpy approved
  • Diada Nacional de Catalunya en TDD-1Halloween en TDD-1Navidad en TDD-1 Sant Jordi en TDD-1

Archives

Sandeces-box


Lista de mis "Ayudantes Virtuales"

TDD-1

Powered By Blogger

Changelog

  • 01/09/2014 - Añadidos share buttons
  • 08/12/2013 - Añadida publi lateral
  • 07/09/2013 - Cambio de cabecera
  • 31/08/2013 - Reforma del Blogroll
  • 31/08/2013 - Cambio en el diseño de entradas
  • 30/08/2013 - Añadida Navbar
  • 30/08/2013 - Añadidas "Reacciones"
  • 28/07/2013 - Cambio de template

Crónicas de Ivalice: Historia de una condena - X

martes, 12 de febrero de 2013

Capítulo Décimo: Primer viaje de Camoa a Grass

Mapa de Yutolandia

Región de Camoa, Roahl


"Partiremos al alba, así que descansad para recuperar fuerzas."

Fueron las palabras de ánimo de Gides. "Mañana y los días que están por llegar serán duros, si alguien quiere abandonar ahora es el momento." La grandilocuencia se había apoderado momentáneamente de él.

"No puedo abandonar el clan, te recuerdo que estoy condenado." dijo Ilwulf con sarcasmo.

"No puedo abandonar ahora, debo enfrentarme a Einnie." dijo Ermine con determinación. "Por cierto, ¿qué es esto que dices que estás condenado?" preguntó a Ilwulf.

"Cuando terminemos esta misión, si seguimos vivos te lo contaré." fue la misteriosa respuesta de Ilwulf. "Deberíamos acostarnos." les dijo Gides.

Ermine dormía en su cama. No era nada del otro mundo, pero los pocos guiles que costaba lo compensaban. Gides e Ilwulf buscaron cada uno el trozo de suelo más cómodo según sus preferencias y se estiraron en él. Por suerte el suelo estaba enmoquetado, justo debajo de la moqueta había únicamente fría y dura piedra, nada agradable para dormir y descansar bien.

"Ermine, ¿puedo dormir en tu cama, contigo?" preguntó Ilwulf, que no obtuvo respuesta porque Ermine ya estaba dormida.

"Calla y duerme." fue lo último que dijo Gides antes de que ellos cayeran rendidos ante el cansancio. Todavía podían notar los golpes de Gnarfinn y Mochlan, no muy grato recuerdo de su primera misión. El sol se había ocultado mucho rato antes y la luna brillaba iluminando ténuemente Camoa, cuyas calles principales recibían además la iluminación de unas farolas. Era el momento de gloria de ladrones y forajidos y malhechores de esa calaña por las calles y callejones de Camoa.

Pero nada es para siempre y los primeros rayos de sol saludaron tímidamente a aquellos que ya estaban en pie o a punto de estarlo. Gides, Ilwulf y Ermine lo estaban.

"Despídete de esta habitación, Ermine," dijo Gides, "tal vez sea la última vez que la ves. Puede que tras la misión ya no vuelvas nunca más a Camoa." "Nunca se sabe." dijo Ilwulf.

Ermine tenía un aspecto encantador, que mezclaba un punto de inocencia e ingenuidad con un toque justo de madurez, ahora que había tomado una determinación. Llevaba el pelo a la altura de de los hombros, muy corto para tratarse de una Viera. Y en su cintura estaba atada su arma, un estoque Aguijón, muy sencillo y de lo más básico para la esgrima, pero para nada potente. El grupo de tres salió a la calle tras charlar brevemente con Darys.

El clima era agradable y la mañana era soleada. No hacía frío, y el poco viento que soplaba podía convertir un paseo matutino en un auténtico placer. Caminaron sin prisa pero sin pausa hasta las afueras de Camoa, límite con la Pradera Díaz, camino que habían hecho a la inversa recientemente cargados con un carro lleno de sacos para su anterior cliente, el Sabio Lothost, el agarrado. Aunque se veían clanes ir y venir, el ajetreo era considerablemente menor que en el centro mismo de Camoa.

Las llanuras de la Pradera Díaz se extendían más allá de su vista. Se veían algunos árboles repartidos por el territorio que daban sombra a aquellos que reposaban, también se veía gente a lo lejos que transitaba o que luchaba con monstruos. La Floresta de Turc quedaba a su izquierda, casi oculta entre montes y montañas y territorio yermo. Al atardecer llegaron al camino hacia Bisga, lugar de cambio entre la región de Camoa y la región de Bisga. Era un camino de caballos, poco marcado aunque fácil de seguir. La llanura de la Pradera Díaz se fue estrechando para ensancharse de nuevo y dar paso a la Pradera de Bisga, mucho más accidentada en cuanto a terreno que la pradera que acababan de cruzar, y con apenas árboles y vegetación superior.

Región de Bisga, Roahl

La extensión de terreno era tal que decidieron acampar al raso y continuar caminando mañana por la mañana. Gides montó guardia primero, Ilwulf vio allí su oportunidad de oro.

"¿Tienes frío, Ermine?" dijo.

"Algo de frío sí que tengo, ¿por?" respondió ella. "Por nada, por nada. Creo que esta capa nos taparía bien a los dos, pero deberíamos abrazarnos y no sé si querrías..."

"Ah, bueno, si es sólo eso. Ven aquí." dijo Ermine. Y ambos se abrazaron. Ilwulf notó la piel de la Viera de lleno, estaba recubierta de un pelaje muy corto aunque aterciopelado al tacto, apenas visible a primera vista, hecho que parecía, de lejos, que el color de piel fuera oscuro sin más. Durante su vida no había tenido ningún tipo de tracto íntimo con Vieras, excepto hoy.

"Nunca hubiera pensado que los Humes teníais tan poco pelaje," comentó Ermine. "Nunca he tenido trato íntimo con Humes, ni machos ni hembras."

"¿Hay Vieras machos?" preguntó por curiosidad Ilwulf.

"Bueno, parejita, lo siento pero Ilwulf tiene que montar guardia el resto de la noche..." dijo Gides con tono marcado pero sin mala intención. "Levanta, campeón." Gides esperó a que Ilwulf se levantase. No habían encendido ningún tipo de fuego para no ser objetivo ni de bestias ni de maleantes, y se habían alimentado de los frutos que Ermine había propuesto recoger durante su paso por la Pradera Díaz. Ilwulf se colocó en la posición de guardia que había ocupado Gides hasta entonces, mientras este se tumbaba en la hierba cubierto por su capa y cayó dormido en nada.

Ermine también estaba dormida.

Ilwulf había estado charlando con Ermine en vez de dormir y lo estaba pagando. Intentaba mantener los ojos abiertos, atento ante cualquier amenaza o posible amenaza, pero la noche era tranquila y nada hacía pensar que una catástrofe pudiera ocurrir. Era todo tan tranquilo que por no haber no había árboles que pudieran hacer ruidos extraños, ni arroyos traicioneros, nada.

Finalmente Ilwulf acabó sucumbiendo a su deseo de cerrar los ojos y pasear por el mundo de los sueños. Por suerte no ocurrió nada destacable durante la noche en el campamento provisional del grupo, aunque por la mañana...

"¡¡Despierta!!"

Era Gides, que se había despertado antes que nadie, incluso Ilwulf, quien tendría que haber estado despierto. Ermine seguía dormida y no oyó el grito de Gides a Ilwulf.

"¡Nos atacan!¡Nos atacan!" gritó Gides, cambiando de táctica.

Ilwulf abrió los ojos. Miró a un lado y a otro, y giró la cabeza. Allí estaba la sombra de alguien... Gides. "¿Ya nos hemos despertado?" dijo Gides con un tono muy irónico. Ermine ya estaba en pie, Gides estaba regañando a Ilwulf, ella se acercó.

"Una parte de la culpa de que se haya dormido es mía" admitió. "Estuvimos charlando en vez de dormir y se nos pasó, si queréis la próxima vez montaré un turno de guardia."

"Me parece una excelente idea, así podremos partirnos la noche en tres turnos, pudiendo dormir un poco más," era la visión optimista de Gides. Ilwulf se sintió culpable y agachó la cabeza. Como no habían montado campamento en el sentido estricto de la palabra, la recogida y partida fue rápida y tras comer lo poco de fruta que les quedaba retomaron el camino. La Pradera de Bisga se iba estrechando desde dos puntos, el que llevaba a la Cornisa de los Mercaderes y el que llevaba al Camino Vigg Norte, este último fue el que el grupo tomó, pues ir por la Cornisa de los Mercaderes era dear una vuelta inútil.

El terreno se iba allanando y empezaba a haber parches de terreno de piedra. Se veían algunos árboles en la lejanía. La zona estaba muy transitada, era el único camino seguro y factible que comunicaba la región de Grass por tierra con otras zonas de comercio, como Camoa o Targo.

De detrás de un árbol apareció un chico con atuendos de Soldado.

"¡Alto!"

Gides se aproximó para hablar con él, pero el chico volvió a hablar.

"¡Ni un paso más! Mis mejores arqueros os están apuntando."

Gides intentó razonar con él, "Por lo menos dinos con quién tenemos el placer de tratar."

"¡Soy Channon!" dijo el chico. "¡Laven!¡Meline! Dad a estos incautos una señal."

*ZZZZZZZIU* *ZZZZIIIU*

Dos flechas se cruzaron en el aire y aterrizaron a los pies de Gides, que encabezaba su grupo. Detrás de él estaban Ilwulf a su izquierda y Ermine a su derecha, que miraban incrédulos la situación. Un personaje apareció junto a Channon. Era un Mago Azul.

"El trato es sencillo, nos dais todos vuestros guiles y objetos de valor y nosotros os dejamos en paz... por esta vez." dijo el Mago Azul. "Eso mismo, haced lo que os dice Myrvyn y no saldréis malheridos. Y os avisamos de que tenemos un arma secreta."

"No tendrías que decir estas cosas, forma parte de nuestra estrategia." le avisó Myrvyn.

'A ver, somos tres contra cuatro, por lo menos, porque no sé qué puede ser su arma secreta, puede ser factible, pero tenemos que jugar bien nuestras cartas.' pensaba Gides.

'Se van a enterar de quienes somos nosotros,' pensó Ilwulf 'Aunque tengo algo de sueño y preferiría dormir un buen combate puede que me depierte.'

'Qué mala pata... No habíamos tenido problemas desde que salimos de Camoa...' pensó Ermine.

El sol estaba en su punto más álgido, era mediodía. El viento soplaba de forma agradable a lo largo y ancho de la llanura, las hojas temblaban con miedo de caer de los árboles, y las que se habían desprendido se tomaban su tiempo para encontrarse con sus compañeras sueltas. Clanes y viajeros iban y venían por el Camino Vigg Norte, ajenos a lo que ocurría no muy lejos de allí.

"Dadnos un momento para tomar una decisión entre los miembros del clan." dijo Gides que se giró para hablar con Ilwulf y Ermine, aunque no del tema que le había dicho a Channon, pues era para preparar una estrategia.

*bsbsbssbsssbs*

Channon observaba la situación, pero era incapaz de oír lo que tramaban. De hecho estaba más que confiado de que se rendirían y podría llevarse un buen botín sin derramar sangre. Sus posibles oponentes no lo sabían pero Channon era bastante malo con la espada, y Myrvyn, aunque era un espadachín decente, no había aprendido todavía ninguna habilidad de Mago Azul. El hecho de que se dedicaran al atraco y pillaje era una razón más que aceptable.

"¿Qué queréis hacer?" dijo Gides.

"Por mí les pateaba el culo," fue la conclusión a la que llegó Ilwulf. "Piensa, Ilwulf, son cuatro luchadores mínimo, contra nosotros tres. Eso como mínimo." Gides intentaba hacerle entrar en razón, pero lo que era cierto era que no podían dejarse pisar de esa manera. Ermine dijo la suya, "Por lo que puedo oir, hay como mucho una persona más en este trozo de terreno."

"Vale, atacamos." dijo finalmente Gides. "Ahora bien, escuchadme y puede que salgamos victoriosos. Tú, Ilwulf, y Ermine, que sois más ágiles, treparéis por los árboles donde están los Arqueros y los lanzaréis al vacío, para luego rematarlos. No creo que se lo esperen..."

"¿¡Ya!?" gritó Channon.

*ZZZIIIIIIIIUU*

Una flecha pasó rozando la cabeza de Gides. "¿Qué ha sido eso?"

"¡Es una señal de Meline!¡Están tramando algo!" gritó Channon.

"A la de tres... ¡TRES!" gritó Gides.

Channon se dirigió a Gides, pero este lo evitó con estilo. Gides tenía como objetivo el Mago Azul, como no sabía sus habilidades era el primer objetivo a abatir, por si acaso. Ilwulf y Ermine corrieron cada uno a uno de los árboles desde los que habían salido flechas despedidas.

*ZZIU*

*ZZZZIIU*

Los Arqueros intentaban acertar a sus atacantes, pero eran muy rápidos y la distancia era demasiado corta. Ilwulf usó las ramas para impulsarse en su ascenso por el árbol hasta que... vio una Viera Arquera. Era ella quien había enviado la señal, Ilwulf dudó, era guapa. La Viera, Meline, preparó una flecha para disparar, irónicamente, en el corazón de Ilwulf.

El Ladrón reunió fuerzas, sólo uno de ellos podía ser vencedor, y se abalanzó antes de que Meline pudiera soltar la flecha...

Por su parte Ermine había subido grácilmente por las ramas del árbol y preparó su estoque Aguijón (Stinger en la versión USA)

3 quejas:

Muramasa dijo...

¿Qué os ha parecido el capítulo?

scaramanga dijo...

A mí me ha gustado mucho. Algo me dice que estos chorizos tendrán mucha incidencia en futuros episodios.

Kiara dijo...

tienes un premio nwn
http://cancionesdesirenas.blogspot.com.es/2013/02/noticias-y-premio.html