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Crónicas de Ivalice: Historia de una condena - XXIII

lunes, 10 de marzo de 2014

Capítulo Vigesimotercero: En ocasiones oigo Bosses

Mapa de Yutolandia

Región de Grass, Roahl

Tras la caída de los lugartenientes, tanto los líderes Ninja como las Vieras Asesinas seguían a su bola, ajenos a lo que ocurría a su alrededor. No fue hasta que notaron que algo fallaba en el ambiente para tratarse de una fiera batalla que no se detuvieron.

"Quién... ¿quién ha ganado?" preguntó Vegis.

Pero obtuvo la respuesta a su pregunta automáticamente cuando en mitad de la noche una Gria con una enorme espada le miraba a él, como si se tratara del mismísimo diablo. Porque... ¿le miraba a él, no? Vegis movió su cabeza levemente para obtener un plano más exacto de la situación. No, no le miraba a él al fin y al cabo.

"Aunque me habéis tocado demasiado los cimbreles," dijo Erna, la Gria, "estoy dispuesta a negociar," y bajó su espada.

Dalla fijó la mirada en Erna. La cara de la Gria no era de negociación, no invitaba a ello. Vegil, el otro Ninja, hizo el primer gesto.

"Veamos qué puedes ofrecernos," le dijo Vegil a Erna.

"Vaya, vaya, una persona inteligente, parece," Erna relajó su posición aunque sin bajar la guardia un ápice, "aunque la pregunta correcta es ¿qué me podéis ofrecer a mí? Pensad que no estáis en posición de ventaja, precisamente."

Vegil se sintió desautorizado, retrocedió.

"¿Cómo sabemos que podemos confiar en tí?" le preguntó Dalla. "Por lo pronto parece que no has dudado en reducir a los miembros de nuestro clan ni a nuestros lugartenientes."

Lugartenientes. Vegil analizó el campo de batalla con la mirada en busca de Lynelet. Ah... ahí estaba, inconsciente aunque increíblemente bella. Estaba a su merced. ¿En qué estaba pensando? Vegil se frotó la cara, retomando su atención a la situación real y presente. Lo cierto es que la Viera tenía un punto en lo que decía, aunque odiase admitirlo.

"La confianza es lo que tiene, que es una cuestión de... confianza," respondió Erna, "lo tomáis o lo dejáis."

Era tentador poder salir de ese atolladero, o eso pensaban Dalla, Vegis y Vegil. La sed de sangre de Daleighna le impedía razonar.

Para Erna y su grupo la situación era sencilla, podían atacar a cualquiera de los dos grupos, que para ganarse el favor de la Gria, el grupo opuesto la ayudaría. En cambio para los dos grupos estaban entre la espada y la pared, cualquier movimiento en falso sería fatal.

De hecho, Erna Gozzola estaba siendo extremadamente generosa, pues eran suficientes como para atacar a los cuatro líderes con ventaja de número.

Daleighna tuvo un cruce de cables.

"¡Aa-haa-haaa!" chilló, corriendo hacia Erna, con su katana en mano.

*CLINK*

*CLONK*

Erna recogió su espadón, que había clavado en el suelo, justo a tiempo para defenderse de la ofensiva de Daleighna. Era obvio que eso rompía cualquier atisbo de resolver las cosas civilizadamente.

"¡Venga, no me jodas!" Erna repelió a Daleighna y seguidamente, dando una vuelta sobre sí misma tomando inercia, alcanzó su objetivo.

*CLONK*

Daleighna bloqueó el golpe. La espada de Erna era tan larga que esquivarla no era una opción si no lo tenía absolutamente claro. De la fuerza aplicada, Daleighna fue desplazada casi un metro.

Dalla no tenía claro cómo actuar, como tampoco Vegis ni Vegil.

"Aah, ¡a la mierda!" espetó Dalla. La Viera fue en ayuda de su compañera de clan.

Gides e Ilwulf se interpusieron en su trayectoria. El Ladrón rápidamente cubrió la retaguardia de Dalla, para evitar que escapase. Ella lo intentó, fintando hacia una dirección, corriendo hacia otra. Ahora se desplazaba hacia su derecha, ahora hacia su izquierda. El resto de compañeros rodearon a Vegis y Vegil, excepto Jens Rhudd, que con su arco cubría todos los frentes.

Todo parecía estar decidido.

La katana de Dalla empezó a brillar.

"Yo que vosotros me apartaría," les dijo a Gides e Ilwulf. Instantes después con una agilidad prodigiosa desapareció de su vista.

*BRBRBRBRBRBRBROOOOOUUMMMMMMM*

Fueron alcanzados por una onda de choque mágica azulada, el ataque fue definitivo. Cuando la explosión luminosa amainó Gides e Ilwulf se encontraban totalmente inconscientes en el suelo. Dalla parecía agotada tras su ataque, la poderosa habilidad Filo Artema, que consume una gran cantidad de magia.

La gema pactal de Gides brillaba. La bendición de los jueces de Ivalice les protegía de la muerte en combate.

Fue un momento impresionante, que dejó a todo el mundo parado. Dalla recuperó la compostura, aunque eso no rellenó su barra de puntos de magia. La situación había dado un pequeño vuelco, ahora que ni Ilwulf ni Gides podían combatir. Daleighna siguió atacando salvajemente a Erna.

*CLINK*

*CLONK*

La Gria esquivaba los movimientos de la Viera, cubriéndose con la espada, que estaba clavada en el suelo. Aunque Daleighna era rápida, su técnica no era gran cosa, lo que no le restaba ni un ápice de peligro ni Erna podía bajar su guardia. Chalsye se aproximó a Daleighna, con cierto miedo en su cuerpo después de lo que acababa de presenciar. Gram Benn acababa de desaparecer en la oscuridad de la noche. Ermine siguió a Chalsye en su intento de detener a Dalla.

Vegis y Vegil habían quedado prácticamente descubiertos, pues únicamente Haelle y Adanh tenían las capacidades combativas suficientes como para hacerles frente. Jowena, la Maga Verde, a pesar de llevar una maza carecía de poder ofensivo. Jens Rhudd disparó un tiro de aviso.

*FIUUU*

Los Ninjas se separaron, esquivando el proyectil. Empezando por Chalsye, Jowena fue imbuyendo a sus compañeros uno a uno de un hechizo de protección física.

"¡No tenemos que dejarle tiempo para actuar!" Chalsye avisó a Ermine, refiriéndose a Dalla. "Ya has visto lo que ha hecho con Gides e Ilwulf."

Estoques en mano, Chalsye y Ermine no dejaban apenas respirar a Dalla. Al mismo tiempo, Haelle se enfrentaba a uno de sus exlíderes, Vegis, o tal vez se trataba de Vegil.

"¿Crees que puedes vencerme, Haelle?" le dijo el Ninja a la Viera, "veo que Jowena también está aquí..." Llevaba una Kikuichimonji, así que debería tratarse de Vegil.

Haelle entabló combate contra Vegil, cada uno tratando de dar un golpe certero a su oponente. Vegil, de forma voluntaria o involuntaria, dejó un hueco en su defensa, que Haelle aprovechó. La Viera usó su habilidad Ráfaga Azul para vaciar la barra de magia de Vegil.

Chalsye vio de soslayo el reflejo azul, lo que le dio la idea de usarlo contra Dalla.

"Ermine, necesito que inmovilices a Dalla cinco segundos," Dalla seguía esquivando los ataques que provenían de distintas direcciones, Ermine soltó su estoque Aguijón y ante la sorpresa de Dalla se abalanzó contra ella, abrazándola tan fuerte como podía.

"Ya... está... Chalsye..." dijo con esfuerzo Ermine. Chalsye no se lo pensó dos veces y tomando su estoque Flamberge con dos manos lanzó su habilidad Ráfaga Azul, como había hecho Haelle con Vegil, contra Dalla. Eventualmente, Dalla se liberó de Ermine, que terminó por los suelos.

Chalsye retomó el ataque, sin riesgo de recibir el poderoso ataque Filo Artema. De hecho, una vez consumida la magia, Dalla era incapaz de usar sus habilidades. Ermine se arrastró por el suelo, hasta alcanzar su estoque.

El sol empezaba a asomar más allá de Grass, del continente de Roahl y de Ordalia. Gram Benn reapareció junto a los vencidos Gides e Ilwulf, y en ellos usó unas colas de fénix para curar su estado de inconsciencia.

"Me... duele la cabeza... urgh," dijo Gides a la vez que se sujetaba la cabeza, que le dolía y notaba como si se la estuvieran golpeando cual tambor.

Echó un vistazo a su alrededor. Parecía que todo había terminado.

Ermine les contó a los dos lo que había sucedido, "Chalsye y yo hemos luchado contra Dalla, que estaba esquivando nuestros golpes, hasta que ha quedado exhausta y la hemos ensartado. Una vez vencida hemos ido a ayudar a Adanh, que era el que parecía tener más problemas a pesar de estar apoyado por Jens. Vegis contra tres no ha durado mucho. Entonces hemos ayudado a Haelle, Vegil no ha supuesto mucho desafío. Al ir a ayudar a Erna, ha sido espectacular. Ha usado su espada, de apoyo, para saltar y agarrar a Daleighna con las piernas por el cuello. Con un extraño movimiento la ha dejado tumbada en el suelo y rápidamente ha cogido la espada, que estaba clavada en el suelo, y con el pomo la ha golpeado firmemente en un punto, noqueándola."

En la lejanía un grupo numeroso se acercaba.

1 quejas:

scaramanga dijo...

Está claro: cuanto más grande es una tangana, más gente se apunta a darse de leches ¡Si es que sean de la raza que sea o del tipo que sean son como niños! Esto se acerca a un clímax...