Translate

About Me

Mi foto
Muramasa
-
Ver todo mi perfil

Status

Leyendo:

  • No te escondo nada - Sylvia Day

Jugando:

  • Digimon World DS
  • Castlevania GBA
  • Fallout 3
  • Pokémon Blanco

Viendo:

  • The Legend of Korra B3E02

Sígueme en Twitter

Licenciado en Química | Dibujante y escritor a ratos

This is 100% Derpy approved
  • Diada Nacional de Catalunya en TDD-1Halloween en TDD-1Navidad en TDD-1 Sant Jordi en TDD-1

Archives

Sandeces-box


Lista de mis "Ayudantes Virtuales"

TDD-1

Powered By Blogger

Changelog

  • 01/09/2014 - Añadidos share buttons
  • 08/12/2013 - Añadida publi lateral
  • 07/09/2013 - Cambio de cabecera
  • 31/08/2013 - Reforma del Blogroll
  • 31/08/2013 - Cambio en el diseño de entradas
  • 30/08/2013 - Añadida Navbar
  • 30/08/2013 - Añadidas "Reacciones"
  • 28/07/2013 - Cambio de template

World of Trollcraft: [Capítulo trigesimotercero: Troll con-decorado]

lunes, 7 de abril de 2014

Capítulo 33

Troll con-decorado


Tanto el héroe como la Gata Negra habían dormido un día entero. Aunque el anterior arco argumental había durado unos ocho capítulos, el tiempo dedicado en Shadow Moses no era mayor que un periodo de 24 horas, veinticuatro ajetreadas horas. Llevaban varios días de reposo en la mansión del héroe en Pueblo Paleto.

"¡Correo!" gritó desde el exterior el cartero.

"Ya voy yo," dijo el héroe.

Entre diversas facturas de las cuales destacaban la del gas, la de la luz, la del agua y la del burdel del pueblo (esta última la escondió, por si acaso) había una carta con el sello del CEFPIFST.

"¡Gataaaa!" gritó el héroe.

"¿Quéeeee?" respondió la Gata Negra.

"¿Nos hemos hecho del CEFPIFST últimamente?" preguntó él.

"¿¡El qué!?" preguntó ella extrañada.

Tras pasar por la sala donde el héroe archivaba todas las facturas, y de esconder bien la del burdel, el héroe regresó con la Gata Negra con la carta en mano.

"Aquí está la carta," dijo el héroe, mostrando el susodicho sobre.

Primero abrió el sobre con cuidado, para acto seguido obtener la carta propiamente dicha de su interior. La desplegó sacudiéndola con una mano y la tomó con las dos para leerla.

"A ver, dice, 'Estimados blablabla'..." empezó a leer el héroe.

Debido a las circunstancias sucedidas en la misión anterior y, principalmente, al hecho de que han sido recomendados por uno de nuestros agentes, nos place comunicarles de que han sido elegidos como miembros de la Honorable Orden de Damas y Caballeros de la Rama de Olivo.

Dicha sección agrupa personas destacadas durante el transcurso de una misión, otorgando el derecho da participar en futuras misiones, sea el caso de encontrarse en el campo con uno de nuestros agentes.

La entrega de dicha distinción tendrá lugar a partir de la recepción de esta carta, sin límite de tiempo para su recogida.


Seguía con unas pistas acerca de la ubicación de la sede del CEFPIFST.

"Prepara tus maletas, que nos vamos a Barcelona," dijo el héroe.

World of Trollcraft - Chapter 33 Cover

Él ya había estado en esa preciosa aunque peligrosa ciudad cuando todavía no era considerado un héroe. Allí conoció a una preciosa joven llamada Tessa Testarossa, ¿qué sería de ella ahora?

Pronto se encontraron en la archiconocida ciudad condal, concretamente saliendo de una de las alcantarillas que conectaba con el Centro de Viajes Interuniversales. El héroe la levantó (la tapa de la alcantarilla), levemente.

*BROUUUM*

Estaban justo debajo de una carretera transitada.

"¡Mecagüen!" exclamó el héroe, "mira que había sitios en los que aparecer..."

Por suerte, poco rato después el ruido amainó y los dos personajes salieron rápidamente de ese agujero oscuro y húmedo. El semáforo estaba rojo y los coches parados, el semáforo de peatones empezó a parpadear.

"¡Rápido!" le urgió el héroe a la Gata Negra. Instantes después los vehículos retomaban la marcha. El héroe echó un vistazo a su alrededor. Estaban en la entrada de la Diagonal, "mira que le he dicho a esa señora que quería llegar hasta Barcelona, pero pensaba que nos dejaría en el centro..."

Se encontraban en plena Zona Universitària. El bullicio estudiantil se respiraba en el ambiente, además de poderse ver reflejado en el ir y venir de jóvenes.

"Si bajas por esta calle llegas al Camp Nou," le contó él. Ella estaba más habituada al ritmo neoyorquino, donde el viaje de un punto a otro es eso, un mero viaje. "Mira, aquí se estudia Bellas Artes," le indicó el héroe, atravesando la vía del tranvía, "esto es la ETSEIB, la Escola Tècnica Superior d'Enginyeria Industrial de Barcelona, y en ese edificio de ahí están las facultades de Química y Física. Allí está el Palau Reial de Pedralbes, si tenemos tiempo después podemos dar un paseo por ahí. Esto es la facultad de Biología y un poco más allá está la residencia de estudiantes... ¿La ves? Y justo detrás está la facultad de Farmacia. Esto es la Plaça de Pius XII y ese edificio es el hotel Princesa Sofia."

Cruzaron la plaza mientras el héroe le iba dando indicaciones.

"Justo ahí están las oficinas centrales de La Caixa, y un poco más arriba de esa calle está el Santuario de Santa Gema Galgani. Esto es el Corte Inglés de Maria Cristina. El Corte Inglés es una cadena de centros comerciales," le explicaba el héroe a la Gata Negra.

"Mira, aquí está el Pedralbes Centre, un pequeño centro comercial. ¿Ves eso de ahí? Es la residencia de veteranos del ejército, y eso es el Edificio Planeta. Cruzando la calle Numància llegaremos a otro centro comercial que se llama l'Illa Diagonal."

Al llegar a l'Illa Diagonal unos voluntarios de alguna extraña ONG se acercaron a ellos. El héroe le contó que si les hablaba en inglés, los dejarían en paz, la Gata Negra soltó unas palabras en la lengua de Shakespeare, y tras un esfuerzo descomunal del voluntario para entenderla, los dejaron en paz. El héroe escondía cuán divertida le había resultado la situación tras sus gafas de sol.

"Estamos llegando a la calle Entença. Mira, esto es el edificio de la Mutua General de Seguros. Y esta calle que cruza es la Avinguda de Sarrià. ¿Ves esa calle más o menos grande? Es la Avinguda de Josep Tarradellas. Estamos llegando a la Plaça de Francesc Macià, una de las peores rotondas de Barcelona. ¿Recuerdas la Avinguda de Josep Tarradellas? Viene a parar aquí. Y esto es la calle del Comte d'Urgell. Este edificio tan alto es el Godó, junto a otra tienda de El Corte Inglés."

Unos minutos después llegaban a la calle Balmes. Al edificio Banc Sabadell, antes Sabadell-Atlántico, lugar en el que debía encontrarse la sede de la sección Tierra del CEFPIFST, donde habían venido a recoger sus condecoraciones. La puerta parecía bastante moderna, aunque al entrar parecía que el tiempo retrocedía a los años 60 o 70, muy recargado todo. Un hombre ordenaba papeles detrás del mostrador de recepción, un hombre del cuerpo de seguridad los vigilaba atentamente mientras una mujer del cuerpo de seguridad protegía el acceso a las escaleras. Tras analizar el espacio, se dirigieron al mostrador de recepción.

"¡Buenos días!" el héroe se dirigió al hombre del mostrador, que dejó de hacer lo que fuera que estuviera haciendo para atenderles. Era un hombre trajeado, posiblemente más por trabajo que por gusto, de mediana edad, tal vez unos cuarenta años.

"Buenos días, ¿les puedo ayudar en algo?" aunque Barcelona era una ciudad cosmopolita y abierta de mente, el hombre los miró con cierta curiosidad.

"Mmm... a ver, he recibido esto," el héroe le entregó la carta que había recibido esa misma mañana, con el sello del CEFPIFST y muy oficial todo.

El hombre le tomó el trozo de papel y se sentó de nuevo, para leer con comodidad. Su expresión fue invariante a medida que su vista iba descendiendo, eso era bueno, quería decir que no le venía de nuevo el contenido. Finalmente se la devolvió.

"Sí, ya veo, parece todo correcto, síganme," se levantó otra vez de su silla de oficina y el héroe y la Gata Negra lo siguieron. El hombre se acercó a la chica de seguridad y le cuchicheó algo. "Si tienen el favor de seguir las indicaciones de mi compañera, mi trabajo con ustedes ha terminado. Tengan un buen día..." y volvió a su mesa de trabajo, "ah, y felicidades," les dijo antes de sentarse.

La chica los hizo pasar por la puerta que llevaba a las escaleras de subida, donde en el pasillo había un detector de metales.

"Pongan todo lo metálico que lleven en esta bandeja, ¿alguien de ustedes lleva marcapasos?" les preguntó la chica.

"Y no," dijo el héroe mientras depositaba su W-Gear en la bandeja, la Gata Negra tampoco llevaba marcapasos y fue la primera en pasar.

Llegó el turno del héroe, pero al pasar...

*PI-PIIII*

"¿Lleva implantes metálicos?" le preguntó la chica.

"No que yo sepa," respondió el héroe, sin saber qué podría ser el motivo de la detección.

"Tendré que cachearle," dijo ella, "póngase con las piernas abiertas y los brazos extendidos, así," le dijo mientras realizaba la pose que el héroe tenía que imitar. Empezó revisando las botas y las piernas y fue subiendo, hasta las nalgas. Allí ella se recreó. Después pasó a los costados, pectorales, donde también se recreó, los brazos y el cuello. "No veo nada fuera de lugar, espere un momentito aquí."

Instantes después volvió con un detector manual de metales.

*PI-PIII*

Al pasar por la espalda del héroe el detector reaccionó. "Aquí hay algo," dijo la chica, "pero si no es un implante no sé que puede ser... casi que... tendrá que desnudarse," echó una risita, como si se tratara de una quinceañera.

Era una escena digna de película porno, en la que el héroe pasaba casi en cueros por el arco metálico, con una chica vestida de agente de seguridad antes del arco y una chica vestida de cuero y para mojar pan tras el arco. Esta vez el arco no sonó.

"Pase otra vez, por favor," le dijo la agente, sorprendida de que esta vez no sonara, aunque al héroe le pareció que lo hacía para recrearse. De nuevo, el detector no reaccionó.

"Debe haber algo en mi ropa," dijo el héroe, tomando su ropa del montón.

*clac*

Un pequeño artefacto había caído de alguna de las piezas. Era algo pequeño y metálico, y emitiía una luz roja fija.

"Parece un emisor de señal," dijo la chica, "puede que alguien les haya estado siguiendo." El héroe destrozó el emisor de un pisotón. "Tienen que ir al piso del Panteón, como es una parte especial los tiene que mandar alguien autorizado, esperen dentro."

El héroe y la Gata Negra subieron al ascensor. La agente de seguridad destapó el botón de llamada revelando un panel de entrada de dígitos. Tecleó la combinación que llevaba al Panteón, pocos segundos después de haber recibido la orden el ascensor empezó a moverse en dirección ascendente.

"Me muero de ganas de ver cómo será la condecoración," dijo el héroe.

Pero antes de que la Gata Negra pudiera responder llegaron al piso más alto del edificio Banc Sabadell. Las puertas del ascensor se abrieron. Delante de sus ojos tenían una enorme sala, excesivamente decorada y recargada con figuras de mármol del bueno y figuras de oro macizo, indicativo de que se encontraban en un lugar especial. Salieron del ascensor. A ambos lados había una escalera con cuatro escalones, acompañado por una barandilla muy gruesa exquisitamente tallada y barnizada.

A pesar de que el edificio era rectangular, el Panteón era oval. Las dos escaleras seguían los lados alargados del óvalo y volvían a bajar. El centro de la sala estaba vacío aunque varias estatuas de mármol blanco ocupaban ciertos puntos encima de un suelo de mármol oscuro y brillantemente pulido. Dos estátuas de oro presidían un pequeño escenario, acompañadas por un atril, cubierto por una tela con la insignia del CEFPIFST. Encima del escenario, un friso exquisitamente decorado era el vigilante invisible de todo el Panteón.

"Ehem."

Un hombre regentaba el Panteón desde el atril, y era él el que había llamado su atención. Se le veía fuerte, a pesar de que su aspecto revelase su avanzada edad. Su mirada lo decía todo, y en ese momento lo que el héroe leyó en sus ojos azulados era que mandaba mucho en el CEFPIFST.

"Buenos días," dijo el hombre. "Si no me equivoco venís a por la condecoración que os concede el CEFPIFST del Honorable Orden de Damas y Caballeros de la Rama de Olivo, me han avisado de recepción. Soy B, podéis llamarme así."

"Ehm, sí," dijo el héroe.

"¿Y qué es lo que hace que no nos la entregue usted?" preguntó la Gata Negra.

"Paciencia," les dijo esbozando media sonrisa, "estoy esperando que mi compañero Mutombane las traiga. Normalmente procediríamos a hacer la entrega con un acto lleno de invitados todo muy oficial, pero odio todas estas formalidades, y creo que vosotros también estáis muy ocupados. Será mejor hacerlo así."

*CLINK*

El ascensor se abrió. De él apareció un hombre negro, muy negro, vestido de forma informal con ropa de calle, visto de cerca se trataba de un polo y unos pantalones de tela buena. Eran casi dos metros de puro músculo, el tal Mutombane. Llevaba un cojín rojo en sus manos.

"Señores y señora, ya llegan las insignias," dijo Mutombane, al que se le notaba un cierto deje africano.

"Perfecto, que nadie se lo tome a mal, pero espero que esto termine pronto," dijo B.

Mutombane subió al escenario junto con B, el héroe y la Gata Negra. B tomó una de las insignias e hizo acto de entrega.

"El CEFPIFST le hace entrega del Honorable Orden de Damas y Caballeros de la Rama de Olivo, al que jura servir desde el más estricto de los secretos. Yo, B, como mando más alto de esta sección le entrego esta condecoración."

B le dio la insignia al héroe, era una rama de olivo de oro y esmeraldas.

"Yo, Mutombane, como jefe de personal, soy testigo de la entrega de la insignia del Honorable Orden de Damas y Caballeros de la Rama de Olivo," dijo Mutombane.

El discurso fue el mismo para la Gata Negra, todo igual.

"Bien, parece que ya hemos terminado," dijo B.

"Creo que B ya os ha dicho lo mucho que odia este tipo de formalidades," les dijo el negro Mutombane, "a mí en cambio me hubiese gustado algo más arregladito."

"Gracias por todo," dijo el héroe, la Gata Negra hizo lo propio.

"Meteos en el ascensor y os enviaré a la planta baja," les dijo B, los dos personajes se metieron en la cabina por la que habían venido, tal y como B les había dicho. B retiró la placa del botón de llamada, donde también había un panel de introducción de dígitos. B introdujo el código pertinente y colocó la placa de nuevo, el ascensor empezó a descender, primero lentamente, después aceleró hasta llegar a velocidad constante. Notaron cómo la cabina frenaba hasta detenerse por completo, las puertas se abrieron.

Volvían a encontrarse junto al arco detector de metales. Lo rodearon y salieron por la puerta que custodiaba la chica de seguridad. Ella le guiñó el ojo al héroe.

"¡Hasta otra!" se despidió el héroe dirigiéndose al hombre del mostrador de recepción. De nuevo, la vista del cruce de la calle Balmes con Diagonal se plantó ante sus ojos.

"Parece que ya hemos hecho nuestro trabajo en Barcelona," dijo la Gata Negra, "busquemos una oficina del Centro de Viajes Interuniversales y regresemos a Pueblo Paleto". La mañana era soleada, y era un día precioso para pasear por la ciudad, al héroe no le hacía mucha gracia volver todavía.

"Paseemos un poco antes de regresar, no hay mejor ciudad para hacerlo que en esta," insitió el héroe, la Gata Negra cedió.

"Bueeeno, pero si vamos a movernos, hagámoslo ya," dijo ella.

1 quejas:

scaramanga dijo...

Muy, pero que muy bien. ¿Hasta has diseñado el Panteón! De puta mare!

Y aquí acaba algo que en mi blog aún tiene que empezar.