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Crónicas de Ivalice: Historia de una condena - XXV

lunes, 26 de mayo de 2014

Capítulo Vigesimoquinto: Cuento de medianoche

Mapa de Yutolandia

Región de Grass, Roahl

Era plena noche en Grass, que al tratarse de una ciudad importante, incluso de noche el ritmo no paraba, por lo menos en el puerto. No se puede detener un barco porque sí. Y en el cuartel del Ejército de Yutolandia tres cuartos de lo mismo, los malhechores y buscones no respetaban el descanso nocturno. Sin embargo, la habitación donde dormían Gides, Chalsye, Ermine y el bueno de Jens Rhudd, y desde pocas horas antes, Ilwulf, estaba en profundo silencio, prácticamente ajena a todo lo que ocurría, salvo por los pasos que se detectaban por los pasillos ocasionalmente.

Algo hizo que Gides despertara de golpe, y esa inexplicable sensación también impedía que pudiera volver a pegar ojo de nuevo. A pesar de ello, el Soldado se revolvía en la cama, cambiando inútilmente de posición, y cerrando los ojos a la espera de que por arte infundido el sueño le volviera. Con ojos como platos, y sin poder dejar de seguir los pasos que se oían de fuera de la habitación, acabó por levantarse de la cama.

Intentó hacer el menor ruido posible, para no interrumpir el descanso de sus compañeros de habitación, como le había pasado a él. Al abrir la puerta, inevitablemente, se coló un haz de luz. Antes de cerrar la puerta con sumo cuidado, Gides vio una de las camas que estaba vacía aunque con las sábanas revueltas. No le dio más importancia, igual alguien había tenido que ir al baño. Pasó a ser, ahora que caía en la cuenta, uno de esos pasos casi imperceptibles para la habitación, pero que prestando atención se captaban.

Un Soldado Dragón armado con una lanza hacía la ronda nocturna en esa sección del cuartel. Gides se preguntó cómo no lo había oído antes, por el rechinar de la armadura al ritmo de su movimiento al andar unido al eco del pasillo. El Bangaa lo saludó con la mano, emulando cierta forma militar. Después de que Gides, al verlo, le devolviera el saludo, siguió con su tarea de vigilancia. Los pasillos estaban iluminados por cristales infundidos de magia que brillaban.

Como no sabía bien qué hacer o adónde ir, acabo por salir al patio, donde los reclutas que tampoco podían dormir o bien que tenían que estar de reserva, a punto de cualquier emergencia, practicaban sus artes marciales, ya fuera solos, ejecutando ejercicios, o en compañía, con armas de pega. En el patio había varios cristales de luz a modo de focos. Gides dio un garbeo y al final acabó yendo a la puerta principal, donde un Paladín y un Guerrero estaban de guardia.

"Hola, buenas noches," saludó Gides.

"Buenas, ¿sales?" le preguntó el Paladín, el Guerrero seguía a lo suyo.

"Sí, no puedo dormir así que voy a dar una vuelta por Grass, a ver si así me viene el sueño," le explicó Gides.

"Ay, la de noches en vela que he pasado, y algunas de ellas antes de entrar de turno de guardia..." le contó el Paladín, "son lo peor. ¡Que vaya bien!"

Entre las personas que estaban usando el patio como recinto de entrenamiento, Ilwulf estaba leyendo 'El sombrío camino del Ninja' donde se explicaban conceptos útiles para aquellos Humes que querían aprender el oficio, aprovechando los cristales de luz para su lectura. De refilón vio que Gides estaba saliendo del cuartel, así que decidió poner a prueba algunos de los conceptos en caso de que su compañero se metiera en problemas.

El clima era muy agradable, probablemente porque el mar amortiguaba los cambios bruscos de temperatura. Gides estaba disfrutando el paseo nocturno cuando le vino a la cabeza uno de los bailes que una bailarina estaba interpretando cuando habían llegado a Grass ese mismo día. Pensó que tal vez la podría volver a ver, sólo tenía que recordar en qué calle se encontraba.

Los edificios tenían un aspecto diferente respecto a cómo se veían a plena luz del día, por lo que era algo más complicado orientarse. Ilwulf se estaba preguntando qué era lo que buscaba Gides, que miraba y remiraba las calles. Más pronto que tarde lo descubriría.

Había poca gente en las calles, como era de esperar, los clanes que estaban de paso a esas horas ocupaban habitaciones de posadas y dormían. Los posaderos más avispados intentaban apretujar cuantos clientes pudieran en una habitación, algunos restaurantes estaban todavía abiertos, haciendo la última caja del día, mientras clientes en obvio estado de embriaguez narraban pasajes de su anodina vida.

Gides dobló la esquina, sí, era por ahí, que esa mañana había visto esa bailarina. El Ninja neófito, Ilwulf, se arrimó a la esquina para poder seguir los movimientos de su compañero. Un Trilero hablaba con la bailarina, seguidamente la tomó de la mano y con la otra arrastraba un carrito. Gides se aproximó a ellos, Ilwulf, de la mejor manera que pudo los siguió, intentando oír la conversación.

"Perdonad," Gides se había plantado delante del Trilero y la bailarina, "¿cómo os llamáis?" le preguntó a ella.

La pregunta los pilló por sorpresa, pero finalmente ella respondió, "Raenan."

"Nunca había visto a nadie bailar como vós," dijo Gides, "esta mañana me habéis robado el corazón, con esos movimientos tan gráciles y llenos de ritmo..."

Raenan se ruborizó. El Trilero que la acompañaba parecía estar perdiendo la paciencia.

"¿Y a mí no me preguntasss cómo me llamo?" espetó el Trilero de repente.

"Er... Uhm..." Gides no sabía qué decir.

"Me llamo Khyrosss. Y ahora sssi nosss permitesss, Raenan y yo tenemosss que ir a dormir para dessscansssar, que mañana tenemosss que sssseguir actuando. Losss guilesss no nosss losss regala nadie."

Anonadado todavía se hallaba, cuando Khyros y Raenan prosiguieron con sus quehaceres. Gides suspiró, mirando al infinito.

"¡Aaaah!" gritó Raenan.

Tardó Gides en entender lo que acababa de ocurrir, y reaccionar. Un Yojimbo apareció detrás de Khyros y lo atacó por la espalda para, acto seguido, salir corriendo. El Bangaa fue pillado por sorpresa totalmente. Un Ninja se llevó a Raenan, y fue entonces cuando gritó. Gides empezó la persecución.

*FLISSSSS*

Una flecha se clavó a sus pies, a modo de aviso. Miró rápidamente los tejados, allí vio una Tiradora. La Tiradora escapó, pero no vio que tenía alguien detrás, que le hizo tropezar. Era otro Ninja y no parecía tener relación con los secuestadores, la agarró y se dejó caer del tejado, usando una lona de un tenderete para amortiguar el descenso.

El Ninja se descubrió la cara.

"¿Ilwulf?" preguntó extrañado Gides.

"Te he visto salir del cuartel y he decidido seguirte por si te metías en problemas," le explicó Ilwulf.

"¿Y este traje tan chulo?"

"He decidido cambiar de oficio," dijo Ilwulf, "estoy practicando el oficio de Ninja gracias a un libro que me dio Gram Benn. Hoy hemos ido a ver qué encontrábamos en la guarida de los ninjas, y había trajes chulísimos de Ninja. Hemos arrasado con todo lo que podíamos llevar."

"Entonces... supongo que has visto lo que acaba de ocurrir."

"Sí."

Gides se acercó a Khyros, que estaba noqueado, e intentó despertarlo. Tras varios golpecitos en la cara, el Bangaa despertó. Por los gestos que hacía parecía que la cabeza le dolía bastante. El espíritu guerrero innato de los Bangaa se hizo presente en el Trilero y pronto se recuperó, dispuesto a dar guerra.

"Grrrr," gruñó.

"Tranquilízate, Khyros," intentó calmarlo Gides, "tenemos uno de los secuestradores."

Khyros entró en modo ira y se lanzó al ataque de Ilwulf y la Tiradora, el Ninja, viendo que el Bangaa iba a por los dos, sonrió señalando a la Viera. Gides intentó detenerlo, agarrándolo del brazo, pero la fuerza del Bangaa era tanta que lo levantó a peso muerto mientras daba zancadas. Khyros, con el brazo libre, golpeó a la Viera con todas sus fuerzas.

Por suerte para la Viera, Gides se había colgado, sin saberlo, del brazo bueno de Khyros, obligándolo a usar su brazo malo restando potencia a su puñetazo. Aún así, acabó escupiendo sangre.

"¡¿Dónde essstá Raenan?!" Khyros se encaraba con la Viera mientras le hacía la pregunta. Gides intentó interponerse entre Khyros y ella, para tratar de calmar la situación.

"Calma, no sacarás nada de golpearla sin sentido," se giró mirando a la Viera, "¿Cómo te llamas?"

La Viera le escupió en la cara. Gides se secó la cara con la capa, intentando mantener la compostura. Por su mente corría hacer como Khyros, pero sabía que no tenía que dejarse llevar por los instintos.

"A ver. Tranquilidad. Podemos hacer esto por las buenas o por las malas," al decir esto último hizo un gesto con la cabeza, señalando a Khyros, "ya sé que esta amenaza está muy manida, pero si lo hacemos por las malas no te va a gustar. Repito, ¿cómo te llamas?"

La Viera no parecía estar dispuesta a colaborar. Gides volvió a darse la vuelta. "Toda tuya," le dijo a Khyros.

El Bangaa dio un golpe certero a la Tiradora, esta vez con el brazo bueno. Ella acabó saltando varios metros, frotándose la cara, el lugar donde había recibido el puñetazo lleno de ira de Khyros. Ilwulf la tomó de nuevo, para evitar que escapase.

"Y bien, ¿vas a responder?" le susurró Ilwulf en la oreja.

"Feidre... Akish..." respondió la Viera.

"Bien, Feidre Akish, parece que ya hemos avanzado algo," dijo Gides, "¿qué queréis de Raenan y Khyros?¿os ha contratado alguien?"

Feidre meditaba sus respuestas.

"El cliente nos encargó secuestrar a la bailarina, pero nunca reveló su identidad, ni sus fines," Feidre miró a su alrededor. El arco había quedado en el tejado pues se le cayó cuando el Ninja la empujó, y a pesar de todo, estaba en clara inferioridad numérica. Tendría que seguirles el juego.

"¡Aaaaaaaaaaaaaaaahh....mfphfmmpfh"

Raenan consiguió gritar, aunque el Ninja le tapó la boca rápidamente, colocándole la mordaza de nuevo asegurándose de que estaba bien sujeta.

"Mervin, Feidre hace rato que no nos sigue, ¿crees que estará bien?" preguntó el Yojimbo.

"Ella sabe cuidarse sola, Broisse," respondió Mervin Jagko, "pero si tanto te preocupa, regresa a ver si te la encuentras. Yo voy tirando a nuestra guarida. Si al amanecer no habéis vuelto, me reuniré con el cliente al lugar acordado."

"OK," el Yojimbo, Broisse, regresó a por Feidre Akish, la Viera Tiradora, mientras Mervin Jagko se llevaba a Raenan.

Feidre Akish había conseguido dar evasivas, Khyros oyó el gritó de Raenan, y usó una de sus técnicas de Trilero para dejarla inmovilizada.

"Essstá por allí," dijo Khyros, "la Viera no podrá moverssse en un buen rato."

Dejándola de lado, Gides e Ilwulf siguieron a Khyros que parecía saber dónde se había producido el grito. La fortuna quiso que Broisse se cruzara con el trío, está claro que fortuna para Khyros, porque el Yojimbo maldijo toda su mala suerte al verlos. No podía luchar cara a cara contra ellos porque tenía las de perder, así que dio media vuelta.

"Arrrgh... ¡que no essscape!" gritó Khyros.

Broisse tomó su espada en movimiento y lanzó un Kamaitachi contra Khyros. El Bangaa tomó el ataque de frente, aunque esto no lo detuvo. De pronto se encontraron persiguiendo a Broisse, en vez de buscar a Raenan, con el Trilero lanzando cartas contra el Yojimbo.

La persecución terminó cuando Broisse entró en un callejón del que no pudo escapar, de esas en que estás intentando despistar a tus perseguidores doblando esquinas.

"¿Dónde essstá Raenan?" Khyros, Gides e Ilwulf habían acorralado a Broisse.

"Ehr..." Broisse se encontraba en un aprieto. Era curioso cómo Feidre había resistido, dentro de lo posible, a sus envites y en cambio Broisse parecía tan dispuesto a soltar prenda al encontrarse rodeado. Estaba claro que entre los delincuentes también hay clases. "Uhm... si os lo digo, ¿me soltaréis?"

*FSSSSSH FSSSSSH*

Dos flechas se clavaron en el cuello de Broisse, era difícil decir si estaba muerto o no, por los regueros de sangre. Alguien los había estado siguiendo, pero no vieron a nadie.

"¿Estás seguro de que Feidre está inmovilizada?" le preguntó Ilwulf a Khyros. "Estoy seguro de que ha sido ella."

"Parece que el essstado alterado no le ha durado lo sssuficiente."

"Pues ahora el tipo este no nos sirve."

1 quejas:

scaramanga dijo...

Mi capítulo favorito desde que empezaste con Ilvalice. Me encanta ese tono "Grass, distrito apache" que le has dado, y ver que ni buenos ni malos se van a andar con chiquitas. Menudas somantas de palos que se están dando Gides e Ilwulf con los gamberros esos.