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Crónicas de Ivalice: Historia de una condena - XXVI

lunes, 9 de junio de 2014

Capítulo Vigesimosexto: Cuento del amanecer

Mapa de Yutolandia

Región de Grass, Roahl

"Definitivamente, está muerto," dijo Gides mientras tomaba el pulso a Broisse.

"Las flechas parecían venir de ahí," Ilwulf señalaba una zona en los tejados. Con la defunción de Broisse, el trío de maleantes quedaba reducido a dos, Mervin Jagko y Feidre Akish.

La misma Feidre, que andaba magullada tras su previo enfrentamiento con Khyros y los otros dos, a sabiendas de que una pelea cara a cara contra ellos tres podría resultar fatal, se desplazaba arrastrándose, deseando que la nube que acababa de tapar la brillante luna se quedara ahí quieta. También iba con sumo cuidado de no hacer ruido.

Ilwulf les guiñó el ojo a sus camaradas, confiado, parecía contar con un estratagema.

"¡Parece que la Viera se nos ha escapado!¡Maldición!" lo decía en voz alta, prácticamente gritando, y cabe decir que resultaba una actuación bastante convincente, "¡Será mejor que abandonemos su captura!"

"¿Era necesario este numerito?" le preguntó Gides, que se rascaba la cabeza con expresión de recelo.

"Era necesario," respondió Ilwulf, con media sonrisita socarrona, "ahora yo iré por los tejados, probablemente la Viera haya bajado la guardia si nos ha oído."

"¿Y nosssotrosss?"

"Vosotros estad atentos a una señal mía, si vamos todos por los tejados seremos más fácilmente detectables y no nos desplazaremos tán rápidamente."

Dicho esto, Ilwulf se ayudó de una caja de madera y un toldo de una parada para alcanzar el tejado más próximo. Se desplazaba tan silenciosamente que parecía que alguien hubiese eliminado el sonido.

Ah... La brisa fregándole la cara como agua de colonia, el silencio de la noche. Al fin y al cabo Ilwulf era un lobo solitario que se encontraba en su salsa en misiones individuales. Era lo que había vivido desde pequeño, depender únicamente de él mismo, siempre había encontrado la manera de solucionar sus propios problemas. Detestaba el hecho de que otras personas dependieran de él, y detestaba tener que tomar decisiones que afectaran al resto de sus camaradas, estaba claro que no servía para comandar tropas.

Dejando de lado ese ensimismamiento, volvió a la realidad, la busca y captura de Feidre Akish.

La Viera había oído la treta de Ilwulf, por su naturaleza desconfiada no se lo acababa de creer, pero sus alternativas eran pocas, y su mejor baza era seguir alejándose de sus perseguidores en dirección a la guarida, donde le esperaba Mervin Jagko.

Tendría que explicarle a Mervin que Broisse había sido eliminado porque tenía la lengua floja. Seguro que lo entendería, y seguro que se alegraría, tendrían más recompensa a repartir, salvo que... ¡Oh, cómo había podido ser tan ingenua! Era mejor que Mervin no descubriera que Broisse había sido aniquilado, por lo menos no antes de repartirse las ganancias.

Tal vez esas fueran las peores dos flechas que había lanzado Feidre en toda su vida. Posiblemente las más precisas, pero ya se estaba arrepintiendo. Ya iba siendo hora de abandonar los tejados de Grass, se había alejado lo suficiente, se ayudó de una de las cornisas para descender...

¡Estaba ahí!

Ilwulf vio cómo la Viera estaba a nivel de suelo.

"¡Está aquí!¡Gides!¡Khyros!" gritaba con el deseo de poder atraparla, y para tal fin se lanzó desde el tejado hacia ella.

"¡Vale ya tanto alboroto!" gritó un vecino desde una de las ventanas cercanas.

La Viera vio venir al Ninja, y con una agilidad notable lo esquivó justo en el instante en que él pensaba que la había atrapado. De la velocidad que llevaba del descenso, y el poco margen de maniobra que tenía, causaron que Ilwulf cayera mal, dándose un fuerte golpe en la zona pectoral.

Notaba un dolor tremendo, por el que se estaba agitando como loco, y encima le costaba respirar. Era una sensación muy desagradable.

Su enemigo había bajado la guardia, pensó Feidre que en ese mismo instante no tenía en mente huir. Lentamente tomó el gran arco que le colgaba de la espalda, y con una virguería se lo colocó en posición de ataque, del carcaj que llevaba sacó una flecha y tensó la cuerda, apuntando a Ilwulf.

"Acabaré con tu sufrimiento," dijo ella.

Era más fácil decirlo que hacerlo, Feidre intentaba apuntar a las zonas vitales, sin embargo los movimientos convulsivos de Ilwulf, tan impredecibles, desconcertaban a la Viera, que lo intentaba una y otra vez.

"Venga, venga, detente unos segundos, pequeño cabr..."

Dos sombras se acercaban por el callejón hacia ella, Feidre no se lo pensó dos veces y abortó. Ya tendría tiempo de acabar con ellos junto a Mervin. En ese momento, Feidre se apuntó una nota mental: no mencionar a Broisse.

"¡Ya llegará vuestro turno...!" soltó ella.

"¡Y lo estaré esperando, zorra!" gritó el mismo vecino de antes, "¡ahora dejadme dormir de una vez!"

Por cuestiones éticas, tanto Gides como Khyros dieron preferencia al estado de Ilwulf antes que a Feidre Akish. Khyros llevaba algunos objetos curativos con los que pudieron restaurar algo la salud del Ninja.

Apoyado contra una de las paredes de uno de los edificios de la calle, Ilwulf parecía tener mejor aspecto, o por lo menos es lo que se podía deducir de su tono de voz, ya que la iluminación era más bien pésima. Les contó cómo había tenido el accidente.

"Por lo que cuentas y la dirección en la que ha salido corriendo, tengo la sensación de que su guarida está en esta dirección," Gides señalaba una zona mientras hablaba.

"Me temo que no essstásss en condicionesss de luchar," le dijo Khyros a Ilwulf, que estaba haciendo un esfuerzo titánico para levantarse.

"Khyros tiene razón, ya nos las apañaremos solos, lo mejor será que vuelvas al cuartel," Gides ayudó al Ninja a sentarse de nuevo, apoyando su espalda contra la pared.

El Bangaa y el Hume dejaron atrás a Ilwulf, aunque éste último con molestias y dolores, no se dio por vencido y los iba siguiendo de lejos. Estaban aproximándose a las afueras de Grass.

"¿No nosss la habremosss passsado?" Khyros observaba los alrededores, poco convencido. Gides sabía que estaban tras la pista correcta pero no tenía nada que lo demostrase. El sol empezaba a despuntar en el este, iluminando sutilmente el escenario.

Una agradable brisa hacía bailar los matojos de hierba. Ante ellos se extendía una frondosa llanura, adyacente a la Llanura Baybold. Al fondo de todo se divisaban unas montañas, no muy altas, por cierto.

En una choza en algún lugar indeterminado de esa llanura una Viera y un Hume tramaban planes.

"Ya va siendo hora de reunirnos con el cliente," dijo Mervin Jagko. La Bailarina Raenan estaba atada a una silla, Mervin la desató del mueble sin liberarle las manos. "Vamos."

Feidre abrió la puerta para que Mervin y Raenan pudieran pasar, el primero tirando de la segunda, para acto seguido cerrarla.

"Veo algo," dijo Gides. En su campo de visión habían aparecido tres puntos, dos iban juntos y el tercero iba algo más a su bola. Khyros todavía no conseguía divisar lo que Gides, finalmente entraron en el campo de visión del Bangaa.

"Sssí, esssa esss Raenan."

"Mejor esperemos, a ver si se acercan," dijo Gides, "si atacamos a lo loco nos verán a la legua."

Esa estrategia pareció convencer al Trilero, que aún así no hubiera dudado en lanzarse al ataque. Mervin Jagko no parecía acercarse a Grass, el plan de Gides no acabó de funcionar.

"Ahora sssí, ¡tenemosss que ir a por ellosss!" exigió Khyros. El Soldado ya no tenía autoridad moral sobre estrategias, así que se dedicó a seguir los movimientos del Bangaa.

Con una carta en mano, el Trilero la lanzó contra los pies de la Viera, a la que pilló desprevenida y cayó al suelo.

"¿Qué ha pasado?" Feidre Akish se levantó del suelo. Mervin se detuvo.

Khyros se desplazaba rápidamente contra Feidre, que se estaba levantando, y la arrolló empujándola con el hombro. Gides llegó poco después. Mervin Jagko reaccionó rápidamente.

"No os acerquéis o la mato," dijo perdiendo la compostura mientras sujetaba a Raenan, con una katana en su cuello, "si hacéis lo que os digo nadie resultará herido," ahora ya parecía controlar la situación.

"¡Ayuda, ayuda!" gritó Raenan agitándose, sin conseguir librarse de su captor.

Y aunque la situación era desesperada, Khyros parecía extrañamente tranquilo. Mervin les dio las primeras órdenes.

"Bien, bien," empezó, "ahora poned las manos donde pueda verlas."

Las manos de Gides y Khyros quedaron en alto, para goce de Mervin Jagko, que esbozó una sonrisa de poderío.

"Ahora os quedaréis quietos, mientras yo y mi camarada nos alejamos. No déis ni un paso mientras pueda veros," Mervin Jagko empezó a desplazarse de espaldas, con los gritos de ayuda de Raenan de fondo, "¡vamos, Feidre!"

Feidre Akish, con la desidia reflejada en sus ojos, tomó su arco, y con movimientos poco gráciles se desplazó hasta Mervin Jagko. Ese estado llamó la atención de Gides.

"¿Qué le ocurre a la Viera?" le preguntó a Khyros, cuando Mervin estuvo a una distancia prudencial, sin bajar los brazos.

"Essspera y verásss," respondió críptico el Bangaa.

Lo que estaba claro es que Feidre no parecía estar en su mejor estado, con el arco apuntándolos, giró unos grados y sin pestañear lanzó dos flechas contra Mervin Jagko, en el cuello, tal y como había hecho con Broisse. Pero esta vez lo había hecho desde un estado alterado, sin ser consciente de ello. De repente quedó quieta como una estatua.

Raenan se desplomó, quedando de rodillas, y sosteniéndose con las manos atadas. Khyros salió corriendo hacia ella, para abrazarla y consolarla.

"La Viera esss toda tuya," le dijo a Gides.

"Espera, que te ayudo," dijo Ilwulf.

"Pero... ¿tú qué haces aquí?" le regañó el Soldado, "tenías que haber regresado al cuartel, estás lesionado."

"Ya... pero me daba cosa regresar herido sin nada que pudiera explicarlo..." Ilwulf intentó darle un tono apenado.

"Bueeeno."

"¡Graciasss por todo!" Khyros estaba emocionado, "no sssé lo que hubiera hecho sssin vosssotrosss."

"¡Gracias chicos!" Raenan también estaba emocionada, casi en estado de choque.

"No sssé cómo osss lo podría agradecer," Khyros y Raenan se abrazaron.

"Da igual, nos conformamos con ver que estáis los dos bien," respondió Gides.

Raenan y Khyros volvieron a Grass. Gides e Ilwulf usaron las cuerdas de Raenan para atar a Feidre Akish, aprovechando que todavía estaba en estado catatónico. El amanecer dio paso al jolgorio habitual de Grass.

2 quejas:

scaramanga dijo...

Lo he disfrutado. La gentuza como Feirdre y Mervin merece acabar así. Será bonito ver a Feirdre en las duchas de la Cárcel de Mujeres, cuando a Karmin Mairene le caiga el jabón y Feirdre se lleve la sorpresa de su vida al intentar recogerlo... Verá lo lo que es "el tiro de su vida".

scaramanga dijo...

Avui surts al feed!