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World of Trollcraft: [Capítulo trigesimoséptimo: Lothering-by-troll]

miércoles, 13 de agosto de 2014

Capítulo 37

Lothering-by-troll


"Es posible, las indicaciones concuerdan," respondió la Gata Negra a la pregunta que le acababa de formular el héroe.

Tras un rato más de camino, llegaron a las inmediaciones de Lothering. Era un paisaje muy bonito, y llegaron a través de un camino empedrado, con titánicas columnas a lado y lado, el camino estaba medio bloqueado por carros tumbados y otros objetos de gran tamaño. Un hombre, que parecía el líder, se acercó a ellos.

"Eh, compañeros, arriba, que aquí tenemos más viajeros a los que atender," tenía cara de vivaracho, incluso de pillo. Sus hombres se pusieron en pie, tal y como él les pidió.

La Gata Negra le cuchicheó algo al héroe, "son todo cuatreros y ganapanes," chocante afirmación, pues todos los hombres llevaban armaduras y parecían estar bien equipados. "Sé de lo que hablo, he tratado con muchos de esos, sean de la Edad Media o del siglo XX."

"No parece que estén huyendo de los engendros tenebrosos," le cuchicheó uno de sus hombres, era más bien ancho de huesos y tenía cara de bonachón, escondida tras la aparente preocupación de meterse en un lío, "yo les dejaría pasar..."

"No hablemos más, por diez piezas de plata os dejamos pasar," les dijo haciendo caso omiso de lo que le acababa de decir su colega, "y es precio de amigo, porque podría cobraros diez piezas por persona..." con tono de estarles haciendo un favor.

"Pero," dijo el hombre ancho de huesos.

"Está claro que esto es un peaje, y por tanto debemos cobrar a todo el mundo," dijo el líder, "si no lo llamaríamos 'impuesto de refugiados'."

"Aaah, claro," respondió, "pues entonces deben pagar igualmente," el héroe detectó que más que bonachón, tenía cara de tener pocas luces.

"¡Diez monedas de plata!¿Es que nos hemos vuelto locos? Ni tengo tal cantidad, y si la tuviera no la gastaría en unos gañanes como vosotros," dijo indignado el héroe.

"Y yo que pensaba que serían diez monedas fáciles..." dijo el líder, "¡a las armas!"

"Concentra tus esfuerzos en el líder," le susurró la Gata Negra, "yo me coloco detrás."

Tal y como le había aconsejado ella, el héroe se pegó como una lapa al líder. El héroe estaba rodeado por un corrillo de esbirros que intentaban atacarle por la espalda mientras él centraba su atención en repartirle leña al líder y esquivar los envites a partes iguales.

"¡Que son sólo dos mequetrefes!"

La Gata Negra, como el héroe, tenía repartidos sus esfuerzos entre esquivar las flechas de los arqueros y lanzar hechizos mágicos, y en esas que se encontró con un instante para poder lanzar el hechizo Brazo Invernal. "¡Atención!" gritó, y el héroe dio un salto mortal hacia atrás para esquivar el frío hechizo. Los peones habían quedado congelados, y el héroe los lanzó contra el líder, empujándolos.

"¡Basta ya!¡Basta!¡Nos rendimos!¡Chicos, parad el fuego!" al tiempo que decía eso, sus hombres congelados volvieron a la normalidad. "Únicamente intentamos ganarnos unas monedas antes de que los engendros tenebrosos nos invadan... Haced con nosotros lo que queráis."

"No vale la pena hacerles nada," le dijo la Gata Negra a la oreja, "nostros igual haríamos lo mismo si nos encontráramos en la misma situación,"

"Dadle las gracias a mi amiga," les dijo el héroe, "si fuese por mi os echaba de aquí a patadas."

"G-g-gracias, señora," dijo el líder desde el suelo, arrastrándose cual gusano. El 'señora' hizo que la Gata hiciera una extraña mueca, indignada.

A su derecha quedaban las escaleras que llevaban a Lothering propiamente dicho. Un río dividía Lothering en dos, pero el puente de la carretera imperial se había derrumbado a su paso, lo que significaba que tenían que pasar por Lothering de todas formas. Había un campamento a las puertas del pueblo, y preguntaron qué era lo que sucedía, por qué no se alojaban en las posadas del pueblo.

"Somos refugiados de los alrededores," les explicaba la señora, "de momento parece ser que Lothering es un lugar seguro, a salvo de los engendros tenebrosos, por lo menos tienen su capilla y sus templarios, el resto no hemos tenido la misma suerte... Bueno, mi suerte es poderos contar todo esto, los hay que murieron defendiéndonos de esas criaturas malignas. En fin, lo que llegaron primero y podían permitírselo están en la posada, el posadero incluso llegó a aceptar gente durmiendo en el suelo; no creáis, le entiendo, al fin y al cabo es su negocio. Pero llegó a un máximo y ya no acepta nadie más, si no es pagando una fortuna. Afortunadamente, la Madre de la capilla intercedió para que pudiéramos quedarnos aquí."

"Por casualidad... ¿sabrías cómo llegar al Círculo de los Hechiceros?" le preguntó la Gata Negra.

"Uhm... ni idea, pero seguramente alguien en Lothering lo sepa. Creo que tenéis que llegar al Lago Calenhad."

"Gracias."

La señora siguió con sus quehaceres, igual que el resto de refugiados que se hallaban a las afueras de Lothering.

"Creo que lo mejor será que preguntemos en la posada," propuso la Gata Negra.

"Yo había pensado exactamente lo mismo," dijo el héroe.

Al preguntar a otra persona, ya dentro de Lothering descubrieron que la posada se llamaba El Refugio de Dane. Estaba cruzando el pequeño puente, a la derecha, y así lo hicieron. La señora refugiada que había hablado con ellos tenía toda la razón, la posada estaba llena hasta los topes, al posadero se le veía bastante contento. Un hombre con pintas de campesino se les acercó.

"Perdonad, ¿podría hablar con vosotros? Me llamo Barlin." Era así como de media estatura, fuerte para su edad, y su cabeza lucía por su ausencia de pelo, resistiéndose a ser llamado calvo del todo.

"Uhm, sí, ¿por qué no?" respondió el héroe. El tal Barlin no tenía aspecto de resultar una amenaza, y en cualquier caso, había demasiada gente como para intentar algo extraño, por ejemplo liarse a mamporrazo limpio en una reyerta.

"Tenéis aspecto de dominar los venenos, ¿creéis que podríais prepararme unos frascos? son para... ehm, defensa personal, de mis propiedades, más bien. Soy mercader y campesino, y con todos los refugiados que están llegando temo que el número de hurtos vaya en aumento," les explicó Barlin.

"¿Tú sabes de venenos, Gata?" le preguntó el héroe. Desde luego, lo que era él no tenía ni idea.

"Saber, sí sé, pero son venenos de cosas que no creo que encontremos por aquí," respondió ella.

"Mis disculpas, Barlin, pero no sabemos preparar venenos," dijo el héroe.

"No pasa nada, jóvenes, ya preguntaré a alguien cuando entre." Y así terminó su breve conversación con Barlin.

"Creo que esa chica pelirroja me está mirando," dijo de repente el héroe, todo coqueto, "creo que le gusto. ¿Será eso, pelirrojo natural o tinte?"

Y es que una moza los estaba mirando. Tenía el cabello pelirrojo, como bien había notado el héroe, largo a la altura del cuello, no más, adornado por una trenza en su costado izquierdo.

"Sí, lo que tú digas, pero ¿te has parado a mirar su atuendo?"

"Pues..."

Y es que la chica llevaba un traje que, por lo que habían visto de camino a la posada, era el que llevaban las hermanas de la Capilla, una especie de túnica de tonos rojizos, que bien vistos sí que recordaban los hábitos monacales.

"Pero, lleva una espada," se empecinó el héroe, "¿desde cuándo los religiosos van armados?"

"Lo que sea, pero me estaba mirando a mí," dijo la Gata Negra con una sonrisita.

Finalmente dejaron de discutir acerca de la chica pelirroja con atuendo de la Capilla, de la que ni siquiera sabían su nombre. Se acercaron a la barra, donde el propietario de la posada los atendió.

"¡Buenos días! Me llamo Danal y soy el propietario del Refugio de Dane," se presentó Danal, "¿necesitáis algo? bueno, seguro que necesitáis algo, si habéis entrado aquí. Ya no me quedan habitaciones, a menos que paguéis un importante suplemento, vosotros diréis."

"Nada más queríamos saber cómo llegar al er... Círculo de Hechiceros, en el er... Lago Calenhad," dijo el héroe.

"Ahh, entonces no sois de por aquí, ¿no?" respondió Danal, "os pondré al día con un extraño rumor que oí el otro día. El Rey Cailan no es realmente el hijo de Maric, estamos. El auténtico hijo de Maric está escondido en las entrañas del palacio de Denerim, y lo ha estado desde que nació. Supongo que lo alimentan a base de tartas todo el día para tenerlo contento. Igual es necio... ¡o un mago! El auténtico hijo de Maric un mago, ¿te imaginas?"

"Claro, claro," la Gata Negra intentó cambiar de tema de forma exageradamente descarada, "¿y el auténtico hijo de Maric podría ir al Círculo de Hechiceros si fuera mago?"

Danal pareció captar la indirecta, "claro, mujer, solamente tendría que salir de Lothering, suponiendo que haya venido de Denerim por el camino sur, seguir el camino norte y llegaría a los muelles de Calenhad tras cruzar el río Dane. Igual habéis visto el Lago Calenhad si venís de Orlais a través de Orzammar."

"Ahora que lo dices, tal vez sí," dijo el héroe de forma casual, para no llamar la atención, tenía la sensación que decir que venían de la Espesura de Korcari i Ostagar no les traería nada bueno. "Gracias por todo, Danal."

"Que el Hacedor os bendiga."

Y dicho esto abandonaron la posada El Refugio de Dane de Lothering, no sin antes ver cómo la puerta se volvía a abrir tras su paso, la chica pelirroja salió como un relámpago y les habló.

"Me llamo Leliana, para que lo sepáis, tengo la sensación de que volveremos a encontrarnos en un futuro," y añadió, "¿sabéis ese sentimiento como cuando tenéis una especie de visión muy fuerte que os empuja a realizar ciertas acciones? que el Hacedor os bendiga."

Leliana volvió a la posada.

"Un poco rara," comentó el héroe mientras andaban, "así que, resulta que se llama Leliana, y ella misma admite que nos volveremos a encontrar en un futuro."

"Sí. Y a todo esto, por lo que se ve, tenemos que llegar a los muelles del Lago Calenhad a través del camino norte." Estaban cruzando unos campos de lo que parecía trigo. En esas que oyeron un alarido.

"¡Aaaaah!"

Sin comerlo ni beberlo, unos bandidos habían aparecido de la nada, como aquel que dice, y estaban rodeados. Si había una cosa que los bandidos de Ferelden habían aprendido bien era a rodear su víctima para no darle un respiro. Por suerte, los bandidos de poca monta tendían a romper la estrategia, en Ferelden y en cualquier parte.

La Gata Negra usó su hechizo estrella, Brazo Invernal, y congeló una sección de bandidos mientras el héroe repartía estopa entre los otros bandidos. No eran muy fuertes ni muy listos, con poco esfuerzo el héroe ya había tumbado a la mitad. Y breves instantes después tan solo quedaba el arquero, al que la Gata Negra congeló con su hechizo y el héroe remató.

"Son como moscas," dijo el héroe desempolvándose el trigo.

"Bien, ya podemos continuar, tenemos que buscar el camino hacia el norte."

"Mmm... Antes de partir, ¿no deberíamos comer algo?" propuso el héroe.

"Me parece una excelente idea, quién sabe cuánto tardaremos en llegar, pero ¿tenemos dinero?" la Gata Negra notó el acuciante problema que resultaba no tener dinero.

"No sé, igual si nos acercamos a la Capilla..."

Un hombre se acercó a ellos, con las manos en alto.

"He visto lo que habéis hecho con esos bandidos, y creo que podemos llegar a un acuerdo," les dijo, "Me llamo Amradehn y soy mercader."

Amradehn era un hombre de constitución fuerte, de media estatura, y con una abundante barba. Tenía cara de trabajador y ojos de acarrear fatiga.

"Se rompió el carro con todas mis mercancías dentro y llevo días descansando lo mínimo, echándole un ojo durante casi todo el día. Hoy he conseguido que un carpintero me lo arregle, ahora viene. Si me acompañáis..."

El carro de Amradehn estaba cubierto por una lona, atada fuertemente alrededor.

"Quería ir a Orzammar, a hacer negocios con los enanos, antes de que se me rompiera el carro," les explicó, "el caso es que tendría que ir solo si fuese rodeando el Lago Calenhad por el sur, lo que me expondría a bandidos todo el camino. Si me acompañáis, no me importa alargar la ruta, porque iría seguro hasta el muelle, donde tal vez podría contratar algún mercenario o algo."

"¿Y comida?" preguntó el héroe.

"No os preocupéis por eso, no me importa invertir mi dinero en comida, si eso me garantiza que mi mercancía llegará entera a Orzammar," Amaradehn sonrió.

El carpintero llegó al poco rato.

"Y bien, supongo que este es el carro. Rueda rota," dijo analizando la situación. "Si me ayudáis a levantarlo, y a quitar el eje, creo que podré tenerlo reparado para mañana por la mañana."

"Me parece bien," Amradehn le dijo al carpintero, luego se giró, "¿podréis esperar hasta mañana, chicos?¿tenéis prisa?"

"No, nos va bien partir mañana por la mañana, ¿cierto?"

"Yo no veo inconveniente alguno."

1 quejas:

scaramanga dijo...

Es graciosísima la idea de poner a dos personas "normales" en un ambiente de RPG, con toda la gente diciendo cosas que no le importan a uno. Parecen vecinas cotorras de bloque de pisos.