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Relatos de la Grand Line: Alborada de Hazañas - XXIII

lunes, 14 de abril de 2014

Capítulo Vigesimotercero: Tras el tirador

"¡He visto una sombra moverse!" advirtió Barlos, a la vez que su coleta tomaba la forma de un signo de exclamación. "¡Ahí!" señaló, pero la sombra acababa de desaparecer.

Monty tomó carrerilla y saltó al borde del edificio, no tenía del todo claro si llegaría a la azotea de enfrente, y menos Barlos y Thara, que lo miraban con recelo. Al llegar a la cornisa Monty estiró su cuerpo, consiguiendo colgarse de ella.

Barlos y Thara regresaron al interior del ayuntamiento mientras Monty se las apañaba para subir a la azotea. En estos momentos el tirador debía andar lejos de ahí en esos momentos.

*arf arf*

Monty jadeaba, y como acto de clemencia por su esfuerzo y sudor, primero le cayó una gota, después otra, y así empezó a llover. Desde la posición en la que se encontraba se podía ver el salón donde Nolas había recibido el disparo.

Por su parte, Barlos y Thara descendían las escaleras camino de la calle, aunque estaban preocupados por el estado de Nolas, sabían que su deber era encontrar al causante del incidente.

"¿Estará bien Monty?" preguntó Barlos, "es un salto muy arriesgado."

"Más le vale seguir vivo," respondió Thara sin dejar de correr. Habían llegado al piso a nivel de calle, la recepcionista estaba escondida debajo del mostrador y asomó la cabeza cuando oyó que los pasos se alejaban. Al salir notaron que la lluvia ya se había hecho con las calles.

"¿Por dónde vamos?" Barlos no tenía la cabeza clara en ese momento.

"Creo que hay un callejón no muy lejos de aquí," Thara se puso de líder provisional.

*chip chap chip chap*

Las sandalias de Thara chapoteaban a cada paso que daba, sus calcetines se mojaban, para su desgracia.

"Y ahora se pone a llover... me voy a poner perdida, y como llueva mucho más igual pillo un resfriado," Thara no parecía estar muy contenta con el tiempo.

"Mañana llega la primavera," dijo Barlos optimista. Era de noche y llovía, dos de los motivos más poderosos para no encontrar gente por la calle, sin embargo las ventanas brillaban tenuemente, lo que quería decir que la gente estaba en sus casas. A pocos metros se encontraba el callejón que había mencionado Thara.

*chip chap*

"¡Alto!" Barlos y Thara estaban apuntando con sus armas a un tipo que venía del callejón, llevaba sus manos en los bolsillos, pero al verse superado en fuerza y número levantó las manos enseguida. El sombrero que llevaba impedía que pudiesen verle la cara con claridad, pero Barlos hubiese jurado que su expresión era un tanto ladina. Al no presentar peligro alguno lo dejaron seguir con su camino.

"Un tipo sospechoso," dijo Thara, "no me daba muy buena espina."

Después de rehacerse del pequeño percance con ese hombre siguieron el callejón, oscuro pero vacío, para acabar llegando a la calle de detrás del ayuntamiento, por la que no circulaba ni un alma.

"Tenemos que buscar otro callejón," anunció Barlos, "el tirador se ha ido hacia la parte trasera de su edificio, no sé si Monty lo habrá podido alcanzar."

"Si vamos por ahí, creo recordar que había otro callejón," Thara señalaba hacia su derecha.

"Me parece bien," dicho esto se pusieron en marcha de nuevo. Tal y como había dicho Thara, no muy lejos se podía ver otro callejón, igual de oscuro y vacío que el anterior. Se adentraron en él y lo atravesaron rápidamente...

*chip chap*

"¡Alto!" Thara y Barlos apuntaban con sus respectivas armas a quienquiera que fuese que los estaba apuntando con un rifle, pero bajaron sus armas cuando vieron que se trataba de Monty.

"¿Qué tal te ha ido?" le preguntó Thara, Monty le entregó el arma mientras narraba su relato.

"Al llegar al otro lado he mirado por todos los sitios, pero no he tenido suerte. Al asomarme a la parte trasera he visto la sombra que estaba bajando por las escaleras exteriores así que lo he seguido, pero como se ha deshecho del rifle al huir me ha despistado. Ha huído por el callejón por el que habéis venido, creo."

"¡Joder!" exclamó Barlos, "igual era el tipo sospechoso con el que nos hemos cruzado, pero como no iba armado no nos hemos preocupado..."

"Y Nolas ha quedado desprotegido... ¡Mierda!" exclamó Thara, "¡volvamos!"

El grupo de tres retomó el callejón y rápidamente se metieron en el otro callejón, preocupados por el estado del alcalde, igual el tiro era para despistar, y la intención real era precisamente, lo que habían conseguido, dejarlo totalmente desprotegido. Estaban llegando al ayuntamiento.

Al oír pasos la recepcionista se agachó, ocultándose, pero ninguno de los tres prestaron mucha atención. Al ver que se trataba de ellos, ella llamó su atención.

"¡Eh, chicos!"

Barlos se giró, mientras su coleta tomaba la forma de un signo de interrogación. El resto del grupo se detuvo junto con Barlos, y vieron a la recepcionista que se levantaba, los tres se aproximaron al mostrador de recepción.

"¿Ha entrado alguien?" le preguntó Thara.

"Desde que habéis salido, no. No ha entrado ni salido nadie," respondió, "¿qué ha pasado?"

"Alguien ha disparado un tiro contra la ventana," le explicó Thara, evitando mencionar que el alcalde había sido alcanzado, "hemos salido para ver si alcanzábamos al malhechor, pero se nos ha escapado, y pensábamos que tal vez lo que querían era dejar al alcalde desprotegido."

"Pues no, no ha entrado nadie," insistió la recepcionista.

La comitiva regresó al despacho de Nolas Izold, lo hicieron con tranquilidad después de oír a la recepcionista, y reafirmarse en sus palabras. Una de las doncellas estaba acabando de desinfectar la herida en la pierna de Nolas, la otra sujetaba una venda, mientras Shaunt observaba.

"Aquí está la pequeña cabrona," Nolas les enseñaba a sus guardaespaldas y a Monty la bala, que habían extraído de su pierna, depositada en un pequeño cuenco metálico, también había restos de sangre. "Por lo menos puedo alegrarme de que esté entera y no me hayan quedado restos en el interior de la pierna," al tiempo que decía esto la doncella de la venda vendaba su pierna fuertemente.

"Me quedaría más tranquilo si mañana por la mañana te pasaras por la consulta de algún médico," le dijo Shaunt.

"Sí, tal vez debería verme un médico, pero hoy es demasiado tarde, esperaré a mañana, puesto que no me duele mucho," Nolas Izold movía su pierna, comprobando si haciendo algún gesto le dolía, pero no, todo parecía correcto. Barlos y Thara se ofrecieron para acompañar a Nolas a su habitación. Si bien no vivía ahí, siempre había un par de habitaciones con camas listas por si tenía que trabajar hasta tarde o levantarse muy temprano. "Me sentiría más seguro si, además de vosotros," dijo a sus guardaespaldas, "Monty también se quedase conmigo esta noche, si no te importa," esta vez sus palabras iban dirigidas a Monty.

"N-no, claro que no me importa," de hecho, Monty tampoco tenía ningún sitio en el que dormir, aunque tenía varias de sus cosas en la consulta de la doctora Nelson.

"Entonces perfecto, todo arreglado," Nolas parecía especialmente satisfecho, Shaunt le había contado cómo se había ocupado de los esbirros de Duccus, por lo menos hasta el momento en que Shaunt fue derribado y perdió el conocimiento.

Shaunt abandonó el despacho de Nolas para volver a casa. Las dos doncellas también abandonaron el despacho, pero en su caso era para seguir ocupándose de sus tareas. La habitación en la que tenían que dormir tenía seis camas, tres a cada lado, cada una con su correspondiente mesilla de noche, estaba todo muy compacto aunque había espacio de sobras. Otro aspecto de la habitación que llamaba la atención de Monty era que no había ventanas.

"¿Por qué esta habitación no tiene ventanas?"

"Jejeje... buena pregunta. La más importante es que el arquitecto no lo comprobó y el jefe de obras tampoco... Pero ya que tiene este defecto desde tiempos inmemoriales se ha usado para alojar invitados que tienen que pasar la noche, ya que al no tener ventanas es un aspecto de la seguridad menos que se tiene que comprobar, y el sol ni ninguna luz tampoco molestan," le explicó Nolas.

"Dicho esto, alcalde, usted debería colocarse en una de las dos camas del fondo," le dijo Barlos, mientras su coleta le rascaba la cabeza.

Antes de dormirse, Monty les estuvo explicando cómo había sido su estancia en Skypiea. Nolas y Barlos y Thara quedaban anonadados tras cada historia que Monty les contaba. Y así, el sueño fue invadiendo el espacio hasta que todos quedaron dormidos.

Y tan lentamente como la luna se había levantado, a pesar de no verse a través de esta habitación, el sol fue tomando su lugar, y con él, la primavera. Corta primavera de dos días, acompañada de un sol radiante.