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Relatos de la Grand Line: Alborada de Hazañas - XVIII

lunes, 18 de noviembre de 2013

Capítulo Decimoctavo: El Dios de Skypiea

"¡Ombligo, Monty!" dijo el hombre que había ordenado capturar a Sasar.

Monty se detuvo un momento, la cara del tipo no le sonaba de nada. Los Boinas Blancas, que parecían estar a sus órdenes se llevaron al inconsciente Sasar, y a lo lejos varios Boinas Blancas arrastraban al enorme Ezme y otro de ellos acompañaba a Onor.

"¿No sabes quién soy?" el tipo sonreía. Llevaba una pequeña corona en su cabeza, que también disfrutaba de una larga cabellera de color claro, era bastante alto y corpulento. La capa roja con pelusilla que llevaba puesta junto a la corona le daban un aire regio.

"Vámonos a casa, allí hablaremos con más tranquilidad, dejemos que los Boinas Blancas se encarguen del resto," dijo Zan For, que iba un tanto cojo.

"Deja que te lleve, por lo menos," insistió el tipo corpulento. Como Zan For apenas tenía fuerzas no opuso resistencia cuando fue elevado.

Una vez en casa del caballero del cielo...

"¿¡Tu eres Morth!?" exclamó un sorprendido Monty.

"Ja ja ja, sabía que te sorprendería," dijo Sabrion. "Bueno, en realidad yo no soy Morth propiamente dicho, Morth es mi clon. Soy un usuario de fruta diabólica, la Bun Bun no Mi. Me permite crear un clon exacto a mi, con todas mis capacidades y habilidades, y auqnue el clon es autónomo yo soy consciente de lo que el clon piensa, dice, hace o siente; es decir puedo hacer mi tarea y mi clon otra, y al terminarlas sabré lo que he hecho en ambas aunque yo de forma consciente solo haya hecho una de ellas. Las dos únicas pegas son que no puedo nadar en agua y que a medida que el clon se aleja de mi se hace más débil."

Monty daba señas de no haber entendido demasiado la explicación.

"Mira, te enseñaré un ejemplo," Sabrion se concentró y apareció un clon.

"No se parece a Morth," se quejó Monty.

"Claro, cada vez que hago aparecer el clon va sin ropa," Sabrion le cedió la capa a su clon.

"Ombligo, Monty," le saludó el clon. Era una experiencia un tanto sobrecogedora, el clon se puso detrás de Monty.

"Bien," dijo Sabrion, "ahora yo me daré la vuelta y tu le enseñarás a mi clon un determinado número de dedos, y yo adivinaré cuántos le has enseñado."

Y así fue, Sabrion se dio la vuelta y Monty le enseñó un dedo al clon.

"Le estás enseñando un dedo, el índice de tu mano derecha, concretamente," dijo Sabrion, Monty quedó alucinado.

"¿Lo has entendido ahora?" le preguntó Sabrion.

"Bueno, más o menos," respondió Monty.

"Es muy útil porque tengo que estar encerrado en el palacio del Jardín Superior gran parte del día y así por lo menos es como si saliera, y al ir con la cara tapada la gente no me reconoce y puedo saber qué es lo que preocupa a los ciudadanos de Skypiea," le contó a Monty, a modo de confidencia.

"Lo que decías de que tu clon a medida que se alejaba de ti se volvía más débil... Significa que ahora mismo no podría vencerte, ¿verdad?" Monty parecía afectado ante su escasa fuerza y poder.

"Sé que te harás mucho más fuerte, que navegarás el Mar Azul, entrarás en la Grand Line, y que un día de estos volverás y me contarás todas tus aventuras. Conocerás amigos y te enfrentarás a enemigos, descubrirás planes malvados y tesoros sin fin, pero piensa que ahora es cuando de verdad puedes permitirte ser débil y equivocarte, ahora que estás entrenando, aprendiendo. Cuando tu vida o la de tus seres queridos se encuentre en peligro, será entonces cuando el mínimo error puede ser fatal, y tendrás que tomar decisiones duras," Sabrion le contó todo esto a Monty para intentar subirle los ánimos.

"Bueno, visto así," dijo el chico.

"Vayamos a la mansión de Sasar," propuso Sabrion.

"¿A la mansión?" preguntó Zan For, pero no dijo nada más cuando Sabrion le guiñó el ojo. "Bueno, yo prefiero quedarme que tengo que reposar," añadió finalmente.

"¿Para qué quieres ir a la mansión?" le preguntó Monty cuando llevaban un tramo del camino.

"Espera y verás, tengo una agradable sorpresa," comentó Sabrion.

"¿Solo puedes hacer un clon?" preguntó el chico rompiendo el silencio.

"En principio sí, pero supongo que si entrenara mi habilidad al límite podría crear más de uno," pensó Sabrion, nunca se había preguntado cómo conseguir más de uno, y tampoco lo había necesitado.

Llegaron a la mansión, en la que todavía había Boinas Blancas rondando.

"¡Ombligo, Dios Sabrion!" le saludaron varios de ellos.

En la entrada de la casa estaba la capa de Sabrion, él mismo se agachó para recogerla.

"Ven, Monty, es por aquí," Sabrion lo guiaba por el interior de la mansión, Monty rememoraba su reciente enfrentamiento contra Ezme.

"¿Dónde me estás llevando?" Monty curioso le preguntó a Sabrion, que se adentraba en la casa.

Finalmente llegaron a una de las cámaras acorazadas de la mansión, muy similar a la que había presenciado la lucha entre Monty y Ezme. Sabrion se detuvo, y Monty hizo lo propio.

"¿Estás preparado?" le preguntó Sabrion. Las piernas de Monty temblaban de la emoción, estar preparado lo que se llama estar preparado, uno nunca está preparado para lo desconocido. El Dios de Skypiea abrió la puerta.

Dentro había oro y joyas, nada reseñable. Hasta que Monty vio...

"¡Diales!¡Montones y montones de diales!" exclamó excitado.

"Sabía que te gustaría. En condiciones normales los Boinas Blancas confiscarían todo este material, pero como Dios de Skypiea yo te doy permiso para llevarte los diales que requieras, sé que harás un buen uso de ellos," le dijo Sabrion.

Monty no cabía en sí de gozo. Usó la capa de Sabrion para almacenar unos cuantos diales, a modo de saco, preguntando la función de los que desconocía.

"¿Cómo sabías que aquí había diales, si ni siquiera habías estado aquí?" le preguntó Monty pasada la emoción del momento.

"Envié a mi clon, que habló con Onor antes de que se lo llevaran," le contó Sabrion, "le pregunté qué clase de material tenían almacenado, y cuando me contó lo de los diales pensé que te haría ilusión conseguirlos."

"Ahora que lo mencionas, ¿qué será de Onor?¿Y Sasar y Ezme?" le preguntó Monty.

"Serán duramente castigados," dijo Sabrion en un tono que no admitía duda.

"¿No podrías perdonar a Onor?" le pidió Monty, "Tu eres el Dios de Skypiea, a ti te harán caso."

"Debido a que fue él el que delató a Sasar y que ha colaborado, su pena será mucho menor, pero no puedo indultarle así como así. Seguramente tendrá que superar una de las pruebas de un sacerdote," le explicó Sabrion.

"¿Y entonces, qué será de Sasar y Ezme?"

"Ezme tendrá que pasar las tres pruebas de los tres sacerdotes y tal vez pase a formar parte de los Boinas Blancas, si se lo merece. Sería de inconscientes desperdiciar toda esa fuerza bruta. En cuanto a Sasar... lo suyo es mucho más grave."

"¿Cómo de grave?"

"Prácticamente ha conspirado contra el Dios de Skypiea, si se tratase de Enel ya estaría muerto. Kaput. Frito. No tengo claro si lo llevaré a destierro o a despeño."

"¿Despeño?"

"Sí, meterlo en una balsa y llevarlo hasta los límites del mar blanco para que la gravedad haga su trabajo. Y si la caída no es suficiente para terminar con su vida será que todavía no es su momento, pero tendrá que vivir en el mar azul el resto de sus días."

Visto en frío sí que parecía un castigo muy duro, sin embargo Monty un día u otro tendría que volver al mar azul, por el mismo camino que Sasar. Monty le contó su inquietud a Sabrion.

"Un día de estos yo también tendré que volver al mar azul."

"Llegado el momento, Monty, llegado el momento."

1 quejas:

scaramanga dijo...

Muy buen episodio, entretenido, con ritmillo y parece que importante para el futuro de la historia.

Debo decir que Sabrion yendo a la mansión con Monty tras guiñarle el ojo a Zan For me ha hecho dudarmde las intenciones del dios. Después de todo One Piece trata de... Piiiiiiiraaaaaaatassssssssss...